Balius Mir, Santiago María

Archivo

Balius Mir, Santiago María

Nacimiento: 13/7/1904, Barcelona, provincia de Barcelona

Fallecimiento 13/12/1980, Francia

Biografía:

A diferencia de otros publicistas ácratas, Balius nació en una adinerada familia catalana, lo que le permitió asistir a colegios privados y más tarde comenzar los estudios de Medicina (de niño estudió con los jesuitas de la calle Caspe y el bachillerato lo hizo en centros privados de Zaragoza y Gerona). Balius arrastraba desde su juventud una enfermedad venérea que le provocó una parálisis del lado izquierdo del cuerpo, por lo que tuvo que dejar sus estudios en el segundo año de carrera. Esta incapacidad física, según algunos, le habría convertido en un resentido y amargado, y explicaba su alineamiento con las posturas más extremistas. Durante toda su vida tuvo que frecuentar los hospitales y a menudo sus dificultades económicas tuvieron que ver con su precario estado de salud.
En 1921, al iniciar su carrera universitaria y como muchos de sus compañeros, se implicó en el catalanismo radical y en poco tiempo se hizo escamot, participando en los grupos de acción del Estat Catalá. En 1925, descontentos con la inactividad de la dirección del movimiento en París, algunos grupos formaron una organización secreta dentro de los escamots, la Santa Germandat Catalana, «La Bandera Negra». Tras llevar a cabo diferentes actos en los que se atacaba a los símbolos de la dictadura, organizaron lo que luego fue conocido como el «complot de Garraf», un atentado para matar a Alfonso XIII en una visita a Barcelona en mayo de 1925. Los diversos intentos de poner en marcha el magnicidio fracasaron, los conspiradores fueron detenidos y Balius pasó un tiempo en prisión, donde tuvo la oportunidad de conocer a algunos anarcosindicalistas de la CNT e inició, según confesaría más tarde, su evolución hacia el anarquismo. No fue encausado y, tras salir de la cárcel, se exilió en Francia a finales de ese mismo año. Primero en Perpiñán y luego en París, Balius se mueve en el entorno conspirativo del Estat Catalá, aunque al parecer, cada vez más desencantado por la inactividad y el carácter personalista de Macià. Tanto es así que en 1927 y 1928 la policía francesa lo relaciona ya con los medios libertarios. Es en estos años cuando inicia un llamativo giro hacia el anarquismo intransigente, aunque pasará primero por un breve tiempo en las filas del Bloc Obrer i Camperol (BOC) al llegar la República. Para Balius, al igual que para otros jóvenes desencantados con la renuncia de Macià a la República Catalana, el Bloque ofrecía una alternativa como partido de clase obrera, pero también nacionalista, a la Esquerra Republicana, a la que identificaban con la pequeña burguesía.
Su desconocimiento del mundo anarcosindicalista –nunca fue un obrero–, sumado a su pasado insurgente, lo acercará a las posturas de la FAI más que a las de los anarcosindicalistas de la CNT. Entra por tanto en una vía específica y crea su propio grupo de afinidad, «Renacer», junto con Pablo Ruiz, un obrero de la CNT, anarquista de acción. Desde el grupo defienden la necesidad de la acción a través de huelgas, manifestaciones y protestas. A partir de entonces, y probablemente de la mano de Liberto Callejas, Balius empieza a escribir en la prensa libertaria, entre otros en Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera. En sus escritos aboga por la insurrección y durante 1933 y 1934 consolida su posición en los medios anarquistas. Tras pasar por la cárcel en octubre de 1934 fundó, de nuevo con Pablo Ruiz, una editorial a la que dieron el mismo nombre del grupo, Renacer. Poco más tarde, y esta vez junto con Eusebio Carbó y Evaristo Viñuales, creó el periódico Más Lejos (1935-1936), que abogaba también por la llegada de la revolución.
Durante los primeros meses de la guerra, Balius lleva a cabo giras de propaganda a favor del colectivismo por la comarca de Pina de Ebro. Desde diciembre de 1936 controla el Sindicato de Periodistas y participa en el Grupo Sindical de Escritores Catalanes (GSEC) dependiente de la CNT. En enero de 1937 se hace cargo de La Noche (1936-1939), un antiguo periódico lerrouxista que quedó bajo la órbita de la CNT cuando sus trabajadores se constituyeron en cooperativa en julio, y que controlaba la Federación Local de Barcelona. Sin embargo, no pudo convertirla en publicación orgánica y desde sus páginas se convirtió en una de las voces discrepantes con el colaboracionismo de los Comités de la CNT- FAI, enfrentándose a la dirección de Solidaridad Obrera desempeñada por Jacinto Toryho desde el otoño de 1936.
Junto con Acracia e Ideas formaban un frente común –al que se uniría también el individualista Nosotros– contra la prensa oficialista. Al mismo tiempo, fue el propio Balius el que, a partir del descontento creado por la militarización de las milicias y con la ayuda de algunos opositores a esta medida, sacó el más conocido de los periódicos clandestinos del momento, El Amigo del Pueblo (1937-1938), una publicación aparecida tras los Hechos de Mayo. El grupo promotor, «Los Amigos de Durruti», había surgido antes, en el mes de marzo y en el se encontraba Balius otra vez con Pablo Ruiz, que acababa de abandonar el frente tras haber luchado en la Columna Durruti.
Tanto El Amigo del Pueblo como otros periódicos clandestinos que aparecieron siguiendo su estela –como Anarquía (1937), Libertad (1937), Alerta! (1937) y El Incontrolado (1938)– se dedicaban a denunciar la represión subsiguiente a los días de mayo, la existencia de presos anarquistas, las muertes de militantes durante los conflictos en las calles y la actuación de las fuerzas del orden y de los militantes del PSUC, pero también acusaban a los dirigentes de la CNT y de la FAI por su actitud reformista y colaboracionista.
Después de aquello, Balius fue encarcelado en varias ocasiones, lo que no le impidió seguir publicando sus textos en El Amigo del Pueblo desde la cárcel. En ellos pedía la formulación de una teoría de la revolución y la vuelta a la acción al margen de la ortodoxia de los comités de la CNT y de la FAI. Al igual que hacía el ilegalizado La Batalla, portavoz del POUM, El Amigo del Pueblo denunció el encarcelamiento de la revolución y los manejos del PSUC para controlar los cargos civiles y militares más importantes. Asimismo, llevó a cabo una dura campaña en contra del juicio al que fue sometido el POUM que desembocó en la ilegalización del partido. No obstante, Balius rechazó entonces y después cualquier influencia trotskista dentro de «Los Amigos de Durruti», el objetivo de la agrupación era llevar a la CNT a la actividad revolucionaria, rechazando al Estado y al nacionalismo. Proclamaban la necesidad de crear una Junta Revolucionaria (cuya definición evolucionaría a lo largo de los meses de guerra) para salvaguardar las conquistas de julio de 1936 y velar por la revolución, defendiéndola del colaboracionismo y de la burocratización de la que acusaban a la CNT y la FAI.
Liberado de la cárcel en septiembre, huye de Barcelona para evitar más detenciones. No obstante, a partir de marzo de 1938 desaparecen las publicaciones clandestinas y no se conocen más números de El Amigo del Pueblo. El grupo queda también asfixiado entre las acusaciones de agentes provocadores y la evolución de la guerra. Balius atraviesa la frontera francesa por Puigcerdá junto con la 26 División a principios de febrero de 1939. Ya en el exilio, el grupo intentó reconstruirse, esta vez bajo el nombre de «Agrupación franco-española Los Amigos de Durruti». Al mismo tiempo, Balius reemprende su actividad publicística interrumpida, publicando en la misma línea en la que lo hacía desde El Amigo del Pueblo en el periódico quincenal Le Réveil Syndicaliste, que quedaba fuera de la órbita de influencia del Movimiento Libertario que intentaba también reorganizarse en Francia.
Comenzada la II Guerra Mundial, Balius consigue salir de Francia y recala en primer lugar en Santo Domingo, en la República Dominicana. Su salud se resiente y a través de sus antiguas amistades en los círculos cata- lanistas llega a Cuba, donde pudo seguir un tratamiento médico, aunque pasó muchas penalidades, dependiendo de un subsidio del SERE que tardó mucho en conseguir. El clima tropical continuaba perjudicándole, pero aún tardó unos años en que se le permitiera viajar a México. Se instaló allí en 1944, en una situación muy precaria y con la salud resentida. En estos años apenas publicó un par de artículos en Solidaridad Obrera y no se involucró en las luchas internas de los libertarios en el exilio. Vivió entre Cuernavaca y México, con algunas estancias en el Sanatorio Español de Ciudad de México y su situación económica empeorando. Sostuvo una abundante correspondencia con Burnett Bolloten sobre «Los Amigos de Durruti», que éste utilizaría en su libro sobre la Guerra Civil, The Great Camouflage. Durante los años cincuenta continuó en la miseria económica, lo que le hizo acudir a las diversas entidades que ayudaron a los exiliados españoles. A finales de la década, sin embargo, un antiguo compañero del catalanismo de su juventud, Miquel Ferrer, le ayudó con las gestiones de una herencia que le correspondía. Por fin pudo contar con algunos medios que utilizó para ayudar a la prensa libertaria y que le permitieron ponerse a trabajar en la reorganización de la agrupación.
En 1961 se traslada a Francia y, aunque casi inválido, en julio saca el primer número de un reaparecido El Amigo de Pueblo, esta vez en el exilio parisino. Para esta nueva empresa vuelve a contar con Pablo Ruiz y otros antiguos componentes de la agrupación. Desde allí y más tarde desde sus escritos en Le Combat Syndicaliste, portavoz de los cenetistas franceses y de los exiliados libertarios de París, volvió a incidir sobre la traición de los dirigentes de las organizaciones libertarias y criticó el acomodo que éstos habían encontrado en el exilio, mientras el Movimiento Libertario languidecía en discusiones internas inútiles. El énfasis en este periodo estaba puesto en una posible alianza entre los obreros y los estudiantes españoles, donde entendía que se concentraba la protesta antifranquista. Esta esperanza, sin embargo, decaía ante la posibilidad, también denunciada desde las publicaciones en las que escribía, de un pacto entre las distintas fuerzas políticas españolas en el exilio que hablaban ya de la sucesión de Franco y amenazaban, según Balius, con repetir la experiencia de la II República y de la Guerra Civil. Se pronunciaba por tanto por la continuidad de la revolución, descartando reformas no violentas del régimen franquista que sólo le proporcionarían un maquillaje de social- democracia e impunidad. En estos años los llamamientos a la revolución social se complementan además con proclamas antiimperialistas, ya que «Los Amigos de Durruti» consideraban que el régimen franquista estaba fundamentalmente apoyado por Estados Unidos.
La experiencia de reorganizar el viejo grupo y la publicación no duró mucho, y pronto «Los Amigos de Durruti» confesaron su fracaso a la hora de agrupar a unas minorías revolucionarias que emprendieran una lucha antifranquista de liberación. En diciembre de 1961 o enero de 1962 se disolvía el grupo, pero en los años siguientes Balius continuó publicando en Le Combat Syndicaliste, algunas veces rescatando antiguos artículos de El Amigo del Pueblo de 1961.
En 1963 Balius vuelve a padecer penurias económicas y de nuevo gracias a la ayuda de algunos amigos consigue una plaza en el centro geriátrico Beaur Séjour de Hyères. Es entonces cuando Joan Ferrer, director de Le Combat Syndicaliste y de Terra Lliure, órgano de la regional catalana de la CNT, le ofreció colaborar en ambas publicaciones. Desde 1964 hasta 1978, fecha de la muerte de Ferrer, escribió en ambos periódicos, aunque ya alejado de la realidad de la emigración española y curiosamente desde los medios de una organización a la que criticaba. Volvió a manifestar su creencia inquebrantable en la capacidad revolucionaria del proletariado e insistió constantemente en la crítica al capitalismo que pese a sus avances tecnológicos y la abundancia conseguida no había podido solucionar el problema de la pobreza y la injusticia social. A sus denuncias sumaba ahora otras sobre el armamento nuclear, la contaminación, la toxicidad de los pesticidas… Los ataques contra el comunismo se renovaron tras las experiencias de Mayo de 1968 y la Primavera de Praga.
En cuanto a la situación española, las movilizaciones por el proceso de Burgos y las huelgas y protestas en los sectores de la construcción y de la industria de principios de los años setenta le renovaron en su creencia en las luchas sociales y en la necesidad de fijar una posición revolucionaria. Interpretaba la actividad sindical en los mismos términos de los años treinta, confiando en la vigencia del anarcosindicalismo, y la actividad de la ETA le hacía revivir su pasado catalanista. En este sentido, defendía la estructuración de una Confederación de Pueblos Ibéricos que acabara con el Estado central.
En los últimos años de su vida, tras la muerte de Franco, a causa del renovado interés por la Guerra Civil española, Balius recibía frecuentes visitas y peticiones para recuperar sus antiguos textos. El Amigo del Pueblo, en sus diferentes ediciones, de la guerra y de 1961 fue reeditado, escribió prólogos y publicó en la reaparecida Solidaridad Obrera de Barcelona. Pese a su renovada actividad, su salud se fue agravando y finalmente murió el 13 de diciembre de 1980 en el asilo de Hyères, al que los exiliados anarquistas llamaban el «hogar de los parias».
Como periodista, publicó sus artículos en Solidaridad (1934), Tierra y Libertad (1933), Suplemento de Tierra y Libertad (1934), Despertar de Salt (1934), Esfuerzo (Barcelona, 1937), Cultura Obrera de Palma (1934-1936), Solidaridad Obrera de Barcelona (1936), El Frente (1936), Más Lejos (1936), Ideas (1936-1937), Nosotros (1937-1939), Tiempos Nuevos (1937). Corresponsal de CNT en Barcelona (1933-1934), director de La Noche (1936-1939) y fundador del El Amigo del Pueblo (1937-1938). En el exilio publicó en L’Espagne Nouvelle (1939), Le Réveil Syndicaliste (1939), Solidaridad Obrera de México (1944-1946), Le Combat Syndicaliste (París, 1963-
1978), Terra Lliure (1963-1978), Solidaridad Obrera de Barcelona (1977-1978), Fragua Social (1977-1978), El Tulipán Negro (1978). Fundador de El Amigo del Pueblo de París (1961). Autor de Figols, 8 de enero, 8 de diciembre (en colaboración con Pablo Ruiz, s.l., s.f.), De Jaca a Octubre (Barcelona, 1935), ¡Octubre Catalán! (Barcelona, 1935), El nacionalismo y el proletariado (Barcelona, 1935), Album d’homes de l’Espanya. Sota la bandera del Ferderalisme (Barcelona, 1937), Hacia una nueva revolución (s.l., s.f). La correspondencia que mantuvo con Burnett Bolloten durante su estancia en México fue publicada por la revista Balance, n.º 16, marzo-abril de 1999. [RNC]

Bibliografía
Amorós, Miquel, La revolución traicionada. La verdadera historia de Balius y Los Amigos de Durruti, Barcelona, Virus, 2003.
Bolloten, Burnett, The Great Camouflage, London, Hollis and Carter, 1961.
Godicheau, François, La Guerre d’Espagne. République et révolution en Catalogne (1936-1939), Paris, Odile Jacob, 2004.
— «Periódicos clandestinos anarquistas en 1937-1938: ¿las voces de la base militante?», en: Jordi Canal (ed.), Las guerras civiles en la España contemporánea, Madrid, Asociación de Historia Contemporánea Marcial Pons (Ayer, n.º 55), 2004, pp. 175-205.
Herrerín López, Ángel, La CNT durante el franquismo: clandestinidad y exilio (1939-1975), Madrid, Siglo XXI, 2004.
Íñiguez, Miguel, Enciclopedia histórica del anarquismo español, Vitoria, Asociación Isaac Puente, 2008, vols. I y II.
Martínez de Sas, María Teresa y Pagèz i Blanch, Pelai (coords.), Diccionari biogràfic del moviment obrer als països catalans, Barcelona, Edicions Universitat de Barcelona/Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2000.
Navarro Comas, Rocío, Propaganda y periodismo político en tiempos de guerra.
Diego Abad de Santillán y la afinidad anarquista (1919-1939), Tesis doctoral, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2007.
Tavera, Susanna, Solidaridad Obrera. El ferse i desferse d’un diari anarco-sindicalista (1915-1939), Barcelona, Collegi de periodistes de Catalunya/Diputació de Barcelona, 1992.
— y Ucelay-Da Cal, Enric, «Grupos de afinidad, disciplina bélica y periodismo libertario, 1936-1938», Historia Contemporánea, n.º 9, 1993 pp. 167-190.