O’Neill de Lamo, Carlota
Nacimiento: ??/3/1905, Madrid, provincia de Madrid
Fallecimiento 2000, Caracas (Venezuela)
Biografía:
Procedía de una familia de clase media con amplias conexiones en los ambientes intelectuales de la época. Fue especialmente su madre, Regina de Lamo Jiménez, quien le inculcó la afición literaria e introdujo en ellos a través de sus trabajos como pianista, como escritora y como periodista, utilizando el seudónimo de «Nora Avante».
La familia O’Neill se trasladó a Barcelona, ciudad en la que Carlota obtuvo el bachiller en Filosofía y Letras, antes de regresar a Madrid a principios de los años veinte. Allí se casó con el capitán de Aviación Virgilio Leret Ruiz, un hombre de ideas progresistas, afiliado a Unión Militar Republicana. Tuvieron dos hijas.
A finales de los años veinte Carlota O’Neill era ya una firme promesa literaria. En 1924 había publicado la obra ¡No tenéis corazón!, a la que siguieron Eva Glaydthon, Pigmalión e Historia de un beso. Las dos prime- ras aparecieron en la colección «La Novela Ideal» editada por La Revis- ta Blanca. Poco después de ser proclamada la II República el 14 de abril de 1931, Carlota O’Neill asumió la dirección de la revista femenina Nosotras y a principios de 1933 entró en el grupo de teatro «Nosotros», vinculado a militantes del Partido Comunista, y poco después en la Central de Cine y Teatro Proletario. Carlota se afilió en 1935 a Izquierda Republicana, si bien en el sumario que se le abrió en agosto de 1936 figura que «no se ha descubierto que perteneciera a ningún partido político». En la Central pronunció en febrero de 1933 una conferencia sobre «Teatro revolucionario» y dos días después estrenó la obra Al Rojo, que recibió una buena aceptación. En ella explicaba la dura vida laboral de las modistas en un taller de costura, que las lleva en muchos casos a prostituirse. También colaboró en la revista Estampa, artículos que más tarde fueron utilizados en su contra durante el proceso que sufrió en Melilla.
En diciembre de 1934 el capitán Leret fue puesto en situación de
«disponible», lo que obligó a su esposa a intensificar su trabajo periodístico, sobre todo a partir de enero de 1935 con el fin de mantener a la familia. Por fin, en marzo de 1936 Leret fue destinado a la Base de Hidroaviones «El Atalayón» de la Mar Chica en Melilla, y los cuatro se trasladaron allí para pasar unas vacaciones.
El 17 de julio por la tarde estalló en Melilla el alzamiento militar contra el Gobierno republicano. El capitán Leret fue hecho prisionero por los sediciosos y fusilado seguramente al día siguiente. Carlota O’Neill, sus dos hijas y una criada, Librada Jiménez, fueron detenidas el día 22 y ella ingresó en la cárcel instalada en el Fuerte de Victoria Grande, mientras se le abría una causa, dos consejos de guerra y una segunda causa, siendo condenada a seis años de cárcel y a cinco de inhabilitación especial para cargos públicos.
En marzo de 1940 se le concedió la libertad provisional y en julio regresó a Madrid, donde vivían sus hijas en un orfanato de monjas para hijas de militares ubicado en Aranjuez, y más tarde a Barcelona. Trabajó
de modelo para pintores y empezó a colaborar en la revista Lecturas. Para firmar sus artículos, Carlota adoptó el seudónimo de «Laura de Noves», así como el de «Carlota Lionell». Posteriormente repudió estos seudónimos y recuperó su propio nombre para firmar sus obras. Aunque publicó numerosos trabajos, el más conocido y completo fue una biografía de Elisabeth Vigée-Lebrun (1944), una célebre pintora de la Corte de Francia a finales del siglo XVIII, escrita en un tono aséptico forzoso, a pesar de transcurrir en el marco de la Revolución francesa. También publicó por lo menos 16 novelas de temas populares y argumentos románticos siempre con su seudónimo y con el evidente propósito de subsistir en un ambiente muy hostil.
Después de complejas y difíciles gestiones, consiguió la custodia de sus hijas y logró sacarlas del lóbrego orfanato de Aranjuez, y al final de una tensa odisea en 1949 llegaron a Caracas, a pesar de las restricciones inmigratorias del Gobierno de Pérez Jiménez. Instaladas en una pensión en condiciones muy precarias, contactó con Miguel Otero Silva, redactor jefe del diario El Nacional, el cual, muy impresionado por su historia y su personalidad, la presentó a Carlos E. Frías, presidente de la empresa de publicidad ARS. Entró inmediatamente en la sección de producción de radio, adaptando grandes obras de teatro clásico y escribiendo los guiones del programa de radio «Gran Teatro ARS». En esta labor colaboró con el escritor Alejo Carpentier, quien le confió la preparación de numerosos textos. A partir de ahí entró a trabajar en otros programas de Radio Caracas, Radio Difusora Nacional y Radio Continente, escribiendo también guiones de corte humorístico y musical. Mandó artículos a los diarios El Nacional, Últimas Noticias, El Heraldo y El Universal, y redactó la versión definitiva de sus memorias.
Desde Venezuela se trasladó a México, país de nacimiento de su padre, y allí obtuvo la nacionalidad mexicana en julio de 1953, así como un título de producción y dirección de televisión, otorgado por el Canal
2-TV de Ciudad de México.
Se reinstaló en Caracas en 1954 para dirigir y producir en Televisa un programa de televisión propio en colaboración con sus hijas y con el título de «Entre Nosotras». Carlota O’Neill recuperó aquí su vocación feminista y trató en directo temas y asuntos que afectaban a las mujeres venezolanas con una visión progresista que hizo que el Gobierno cerrara el programa en mayo de 1956. Volvió a México en 1964 con el propósito de relanzar su carrera y allí publicó en seguida Una mexicana en la guerra de España con un éxito fulminante y traducciones al inglés e incluso al polaco. Llegó a vicepresidenta de la Unión de Periodistas y Escritoras de
México, asociación que contribuyó a fundar en 1975.
Escritora reconocida y admirada en México, publicó Qué sabe usted de Safo (1960), Amor, diario de una desintoxicación (1963), La verdad de Venezuela (1968), Los muertos también hablan (1973), Romanza de las Rejas (1964), y sobre todo Una mujer en la guerra de España (1964), una de las memorias carcelarias de la primera hora del franquismo más potentes. También cultivó el teatro en Circe y los cerdos (1974), Como fue España encadenada (1974), Cuarta Dimensión (1974), y Cinco maneras de morir (1982).
Murió en la capital venezolana a los noventa y cinco años de edad. Sin embargo, sus cenizas fueron esparcidas por las faldas del volcán Popocatépetl (Ciudad de México). En 1978 volvió a España para presentar su obra Una mujer en la guerra de España, pero no le convenció el lento rumbo de la transición española y regresó a América. Su memoria empezó a ser reivindicada a partir de los años ochenta, pero especialmente del 2000 gracias a la ardua labor de su hija Carlota, de su nieta Laura y de su sobrina Irene Falcón. [J MSR]
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