Vila Franquesa, Alfons

Archivo

Vila Franquesa, Alfons

Nacimiento: 1897, San Martí de Maldá, provincia de Lérida

Fallecimiento [1967], Cuernavaca

Biografía:

Nacido en un pequeño pueblo leridano en el seno de una familia obrera, aprendió los rudimentos del dibujo con el pintor Miquel Viladrich. A los catorce años se trasladó a Tarrasa y Barcelona, y más tarde a París (¿1913?), ciudades en las que mitigó su miseria dibujando caricaturas y bocetos que vendía en cafés y burdeles, aunque en Francia también trabajó como orfebre y colaboró en revistas como Monde de Henri Barbusse. En esta época conectó con anarquistas y bohemios del Barrio Latino y de Montmartre, cuyo ideario y estilo de vida adoptó en una formación autodidacta. Por su idealismo sus amigos y conocidos le pusieron por sobrenombre «El Poeta». Para burlar las redadas policíacas adoptó nombres falsos, como «Grau Oller», y sobre todo el de «Shum» en homenaje a otro ácrata amigo suyo llamado Lluís Humbert pero que firmaba como
«Shumbleriut».
Regresó a Barcelona en 1920 con documentación falsa a nombre de Juan Bautista Acher (o Atcher) para evitar a la policía que le buscaba como desertor de la Guerra de Marruecos. Tuvo una intensa actividad sindical y agitadora, a caballo entre Francia y España, al mismo tiempo que intensificaba su producción de dibujos sobre todo en carteles y publicaciones libertarias. Finalmente fue detenido al ir a avisar a otros anarquistas que preparaban un atentado contra el gobernador civil de Barcelona, el general Severiano Martínez Anido, pero en la operación resultó gravemente herido en las manos y la cara a causa de la explosión de un artefacto. En octubre de 1922 fue condenado a muerte, sentencia que motivó una oleada de solidaridad pidiendo su indulto por parte de intelectuales españoles y europeos como Concha Espina, Santiago Ramón y Cajal, Luis Araquistáin, Julián Zugazagoitia, Malatesta, Sébastien Faure, etc. Fue indultado en 1924, pero permaneció en el penal de El Dueso hasta el advenimiento de la República en 1931. A pesar de las cicatrices en las manos, desde la cárcel había seguido trabajando y enviando algunos dibujos a revistas de humor y satíricas, como L’Esquella de la Torratxa y El Sr. Daixonses i la Sra. Dallonses, pero a la salida reemprendió su actividad ilustradora de estilo próximo al geometrismo, y publicó dibujos y caricaturas en Papitu, L’Opinió y La Humanitat. Fue vocal de la Junta de Museos y uno de los fundadores del Sindicat de Dibuixants Professionals, al mismo tiempo que hacía exposiciones de cuadros y dibujos suyos en galerías de prestigio.
Fiel a su ideario, durante toda la Guerra Civil estuvo en el frente, hasta que en febrero de 1939 se exilió a Francia, donde pasó por varios campos de concentración antes de recalar en Chartres. A causa de la invasión nazi, huyó a la República Dominicana y allí trabajó en el diario La Opinión. Después se trasladó a Cuba y entró en el diario El País, además de retomar la pintura y el dibujo y de dedicarse a la publicidad. En un periplo ya sin raíces, fue llamado a Nueva York como ilustrador de libros, y prosiguió su obra como pintor y caricaturista. Tras otra estancia en Cuba, se instaló en Cuernavaca (México) y allí vieron la luz sus telas y dibujos más maduros. Murió, sin embargo, casi como un desconocido. [J MSR]

Bibliografía y fuente
A-Infos, http://www.ainfos.ca/03/mar/ainfos00396.html.
Huertas, Josep M., Mites i gent de Barcelona, Barcelona, Edicions 62, 2007, pp. 94-96.
Pinyol, Josep, «Iconografía e iconología de los dibujos de la prensa barcelonesa (1870-1935)», Cahiers de civilisation espagnole contemporaine (Thèses et habilitations), febrero de 2008.
Solà, Lluís, «Shum, dibuixant anarquista», L’Avenç, n.º 13, 1979, pp. 54-59.