1º Congreso del PSOE

La celebración del primer congreso del PSOE comenzó su andadura en el mes de octubre de 1887, cuando la Agrupación Madrileña propuso su celebración en la ciudad de Barcelona coincidiendo en el tiempo con la Exposición Internacional que tendría lugar en la ciudad catalana.

La propuesta fue aprobada por las asambleas de las 25 agrupaciones existentes en ese momento. De esta forma, el 23 de agosto de 1888 comenzaba el primer congreso socialista, teniendo lugar en el primer piso del número 12 de la barcelonesa calle de la Aurora, inauguración a la que asistieron unas 60 personas. Concurrieron 18 delegados en representación de 20 agrupaciones. La presidencia del acto recayó en Antonio García Quejido (delegado de Vic), siendo secretarios José Cuadradas (Capdevanol, Guadalajara y Ripoll) y Antonio Cortés Victoria (Valencia). Ya en esa primera sesión se aprobó el programa de máximos y mínimos, las políticas de acuerdos del partido con el resto de organizaciones políticas, la postura ante la celebración de las huelgas así como la aceptación del proyecto de organización. Todo ello gracias al consenso unánime de los asistentes y a que el programa socialista llevaba ya años en marcha, aceptado por las agrupaciones ya existentes, publicado y difundido por “El Socialista” y acatado por las nuevas agrupaciones que iban ingresando en el partido. En el congreso se aceptaba de forma conjunta lo que ya se venía acatando de forma separada y autónoma. El partido se convertía en una organización. Las pequeñas modificaciones y adiciones realizadas fueron hechas por Pablo Iglesias (Madrid) y Facundo Perezagua (Bilbao).

Así, se aprobó el fomento del asociacionismo sindical, el apoyo a los trabajadores en las huelgas, como ocurría en el caso del congreso fundacional de la UGT. La propuesta de la organización, defendida por Pablo Iglesias y presentada por Miguel Ferrer (Gracia), salió adelante sin problema debatiéndose hasta el último día del congreso.

Los congresos serían los encargados de tomar decisiones concernientes al funcionamiento del partido como podría ser el lugar de residencia del Comité Nacional (se decidió que fue en Madrid) o el lugar de celebración de futuros congresos (el próximo tendría como sede la ciudad vizcaína de Bilbao.

Los acuerdos tomados por los congresos sólo serían vigentes una vez fuesen aprobados por la mayoría de las agrupaciones en el plazo máximo de un mes, salvo los urgentes.

Para el Congreso Socialista Internacional (de donde nacería la Segunda Internacional) que tendría lugar en París el año siguiente, se decidió enviar un representante (Pablo Iglesias, que estaría acompañado de José Mesa, delegado de “El Socialista” en París y residente en la capital francesa). Su labor sería, además de participar en el tema principal a tratar, la legislación laboral internacional, el estrechar relaciones con el resto de organizaciones socialistas. Debería ser elegido dos meses antes de su celebración por los militantes y el viaje sería costeado por una recogida de fondos exclusiva para ello.

El sábado 25 de agosto quedaba clausurado este primer congreso por parte de García Quejido, dejando para el día siguiente un mitin de carácter político celebrado en el Circo Ecuestre al que acudieron cerca de mil personas.

 

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