Se desentierra el busto de Pablo Iglesias
El 7 de febrero de 1979 fue desenterrado el busto de Pablo Iglesias, oculto en el madrileño parque de El Retiro al final de la guerra civil para evitar su completa destrucción por parte de las autoridades franquistas.
Formaba parte del monumento conmemorativo al fundador del PSOE levantado en el Parque del Oeste de Madrid inaugurado el 3 de mayo de 1936, realizado por el escultor Emiliano Barral, el arquitecto Santiago Esteban de la Mora y el pintor Luis Quintanilla. Este monumento se encontraba situado en lo que hoy son las canchas de baloncesto del Paseo Camoens. En forma de L, en su interior se encontraban las pinturas alegóricas de la vida de Pablo Iglesias realizadas por Quintanilla. En el espacio interior había un jardín con dos grandes grupos escultóricos de Barral, a lo que se sumaba, en lugar preeminente, el busto de Pablo Iglesias.
Durante la guerra civil el monumento sufrió numerosos daños al estar situado en pleno frente de batalla desde noviembre de 1936 y en zona de atrincheramiento de las tropas franquistas. Durante los primeros años de la dictadura, el monumento permaneció tapiado y alejado de las miradas de la gente, hasta que en 1959 se decidió su demolición, aprovechando el granito para la construcción de la nueva valla de los jardines de El Retiro en la zona de la calle Menéndez Pelayo.
La cabeza sólo sufrió daños en la nariz y en la boca, y antes de que pudiera ser dinamitada, José Pradal, delineante y director de las oficinas del Parque, logró detener su destrucción con la excusa de que el material de la que estaba realizada no fraguaría bien con el cemento. Con la ayuda de dos jardineros pudo ocultarla enterrándola en lo que hoy son los jardines de Cecilio Rodríguez del propio parque madrileño. La localización del busto la plasmó en unos planos que envió a su hermano Gabriel Pradal en Toulouse. Este, exdiputado socialista en las Cortes y director de El Socialista. A la muerte de Gabriel Pradal el 15 de septiembre de 1968, los planos pasaron a su hija Kalinka quien en 1977, ya en España, hace entrega de una copia de los mismos a la Ejecutiva del PSOE a través del diputado socialista, también exiliado junto con Pradal, Máximo Rodríguez.
No se decidió sacar a la luz la escultura hasta dos años más tarde, coincidiendo con el centenario del Partido. Pese a los planos, se tardó en identificar exactamente el lugar donde se encontraba enterrado el busto. Una vez desenterrado fue expuesto en la sede del PSOE, en la calle Ferraz, donde puede seguir viéndose hoy en día. Se valoró la idea de ubicarlo permanentemente en El Retiro, así como de restaurarlo, pero finalmente se decidió mantenerlo en la sede del partido y con las “cicatrices” de los mazazos que recibió con la intención de ser destruido.