Alonso Rodríguez, Elfidio

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Alonso Rodríguez, Elfidio

Nacimiento: 16/10/1905, Tacoronte-Tenerife, provincia de Canarias

Fallecimiento 2001, La Laguna-Tenerife, provincia de Canarias

Biografía:

Estudia Bachillerato en el Instituto General y Técnico de Canarias en La Laguna y hace el preparatorio de Ciencias Naturales en la Facultad lagunera para desplazarse a Madrid en 1923, con el fin de estudiar Medicina, aunque por causas de salud regresa a Tenerife en 1927. Permanece en la isla hasta 1929 y empieza a colaborar en los periódicos locales progresistas, como Decimos…, o en los republicanos moderados como La Prensa, que había fundado Leoncio Rodríguez, y La Tarde, el vespertino fundado por Víctor Zurita, y también en Informaciones, un diario dedicado primordialmente a la opinión y a las noticias de Tenerife.
De nuevo en Madrid, en 1930 forma parte del Comité de Redacción de Islas, revista que fundó con Rafael Navarro Jiménez y Julián Vidal Torres, auspiciada por el comité directivo de Acción Política Canaria «1930», en Madrid. En esta publicación canario-madrileña se muestran críticos con el control caciquil y los localismos, respaldan la necesidad de cambio político y muestran apoyo a los nuevos movimientos vanguardistas de la literatura y el arte. En ella escribirán catedráticos muy ligados a Canarias, como Ángel Valbuena Prat, poetas vanguardistas posteriormente represaliados, caso de Agustín Espinosa, o periodistas posteriormente exiliados, como Eliseo Jerez.
Obtiene acta de diputado en Cortes en tres legislaturas: en 1931, en las elecciones de 1933 y en las de febrero de 1936 que dieron paso al Frente Popular. A finales de 1931 regresa a Madrid y es nombrado secretario del grupo de diputados de la circunscripción de Tenerife, y secretario político del ministro de Hacienda, el también tinerfeño y posteriormente represaliado Antonio Lara y Zárate. En 1933 es elegido como diputado por Tenerife por el Partido Republicano, formando parte de la minoría radical que preside Alejandro Lerroux. Tras la escisión que se produce en el seno del partido, por el apoyo de unos a las tesis de Martínez Barrio, mientras que otros permanecían fieles a Lerroux, se separa de este último y participa en la fundación de Unión Republicana, que consagró la definitiva división del republicanismo en Tenerife.
Su labor como periodista es muy prolífica. Junto a Domingo Molina Albertos y Ernesto Pestana Lóbrega fue miembro del equipo fundador y de dirección del semanario ideológico Proa, que aparece en Santa Cruz de Tenerife el 4 de abril de 1931 y centrado en la lucha por la instauración de la República en España.
En Madrid, durante los años 1931 y 1932, trabajó como cronista parlamentario en la redacción de El Imparcial y fue redactor, con su columna «Flecha y el Blanco», también subdirector y corresponsal en las Cortes, del republicano Hoy, «Diario Republicano de Tenerife», heredero del semanario Proa, que con el mismo ideario quería ser la voz del Partido Republicano y que dirigía el periodista tinerfeño José Benítez Toledo, posteriormente exiliado y desaparecido en tierras francesas, y cuyo principal colaborador era Domingo Molina Albertos.
Ya al comienzo de la Guerra Civil, es designado presidente de la Agrupación de Unión Republicana en Madrid, y nombrado miembro del Comité Nacional del Frente Popular. Como periodista, es director de Abc durante la etapa republicana de 1936 y 1937, cuando se subtitulaba «Dia- rio Republicano de Izquierdas». El periódico que aparece en Madrid el 25 de julio, con 24 páginas y el mismo formato, con un llamativo titular a toda página, «Viva la República», lo dirigen primero Augusto Vivero y Virgilio de Pascua. Elfidio Alonso es designado para representar al partido de Unión Republicana en la empresa. Luego, cuando el Gobierno pretende cerrarlo, la intervención de Elfidio posibilita que, bajo su responsabilidad, pueda volver a salir, pasando a ocupar la dirección del rotativo. Se trae a la redacción a Mariano Espinosa como redactor jefe y también acoge a otros periodistas de su confianza, como el también periodista canario represaliado Antonio Dorta en calidad de secretario de redacción, y como redactores a Serafín Adame, Antonio Barbero, Maximiliano Claro, Antonio Fernández Lepino, José Gutiérrez de Miguel, Lázaro Somoza Silva y el tinerfeño Juan Manuel Trujillo, también posteriormente exiliado. Su primer editorial es del 13 de agosto de 1936 y se mantiene hasta 1937, cuando Espinosa pasa a ser director en funciones. Durante ese periodo potencia la fotografía como documento de realidad: «El republicano Abc de Madrid utiliza el huecograbado y los documentos gráficos recogidos en los frentes, en donde se hace hincapié en la nota humana; que van a ser su mejor arma». Como señala María Dolores Saiz, «el cambio en la dirección de Abc, con el nombramiento de Elfidio Alonso el 13 de agosto y de Mariano Espinosa como redactor jefe, imprime un tono de moderación al periódico que contrasta con el de la etapa precedente».
El 17 de marzo de 1937 fue designado secretario de Unión Republicana, motivo por el que tuvo que abandonar la dirección del periódico, su nombre desaparece de las páginas de Abc el 1 de junio de 1937. Fue la etapa de su máxima militancia activa en la política y su labor le permitió también dedicarse a una de sus pasiones: expresar a través de la palabra escrita sus pensamientos, opiniones y vivencias. A finales de ese año es nombrado subsecretario del Ministerio de obras Públicas, por lo que se traslada a Valencia. En 1938 pasa con el Gobierno de Negrín a Barcelona, como subsecretario del Ministerio de Transportes y Marina Mercante, cargo que ocupa hasta quince días antes de acabar la Guerra Civil.
En la posguerra, se exilió en París y posteriormente residió en varios países hispanoamericanos (Martinica, República Dominicana, Venezuela y México), donde continuó con su labor periodística. Había conocido en Madrid, en 1937, al embajador de Santo Domingo en España, por lo que, viviendo en París, busca un lugar para exiliarse y pensó en Santo Domingo. En junio de 1939 obtiene un visado que le permite embarcar a la isla de Guadalupe, desde donde, siguiendo la ruta de Las Antillas, llega hasta Santo Domingo, después de pasar por la isla de San Tomé, donde tuvo su primer encuentro con la cultura americana. En Santo Domingo, durante los años 1939 y 1940, colabora en el periódico La Opinión y luego es encargado de organizar y dirigir el periódico institucional La Nación. Ejerce como profesor de Ciencias en el Instituto Cristóbal Colón que habían fundado emigrantes españoles e imparte diversas conferencias en distintos centros culturales, la primera titulada España en la encrucijada.
En 1940 llega a Venezuela, donde es redactor de política internacional del periódico venezolano Crítica, para pasar dos años después, en 1942, a México, donde ejerce como jefe de redacción de Estampa, creada por el cineasta español José Díaz Morales. Escribe para El Nacional, El Popular, o la Revista de América, y la revista Eurindia, y funda, posteriormente, el dominical mexicano Ya gráfico (1942), luego lo hará en AMA, revista profesional de la asociación mexicana automovilística. Es nombrado secretario de FRADE, la Federación de Residentes extranjeros en México, director de U DE, el órgano de la agrupación política Unión Democrática Española, y vicepresidente de la Asociación de Periodistas en el exilio, además de colaborar en una de las primeras revistas republicanas, España Combatiente. El año 1946 es elegido miembro de la diputación permanente de las Cortes republicanas y, con la instalación del Gobierno republicano en París, regresa a Europa.
Cuando acaba la II Guerra Mundial, París se convierte para los exiliados españoles en el anhelo donde proyectaban un tiempo pasado. Totalmente involucrado en la vida política del exilio, toma rumbo a Francia en 1946: «eran los momentos en los que los europeos que no habíamos deja- do de serlo, y veíamos el hundimiento del totalitarismo, no veíamos la hora del regreso, creyendo que encontraríamos una nueva “Belle Époque” a la medida de lo que pudo haber sido y no fue. El regreso representaba una aventura tan preocupante como la partida». Allí reconstituye la Asociación de Periodistas españoles exiliados, de la que vuelve a ser el vicepresidente. Al año siguiente, en 1947, participa en el Congreso de los Partidarios de la Paz, del que es nombrado presidente, siendo el único español firmante del conocido como «El llamamiento de Estocolmo». La situación de la República en Francia pronto le desilusiona por la ineficacia de sus acciones, por lo que en 1952 vuelve a Venezuela, que gracias al petróleo vive un periodo de expansión. Caracas es ya una ciudad de casi cuatro millones de habitantes, a donde acuden emigrantes y negociantes de otros lugares del planeta. Escribe en la revista caraqueña Crítica, con artículos que van desde 1940 a 1974, en el rotativo El Nacional, que había fundado en 1943 el escritor Manuel Otero Silva y donde también escribirán otros exiliados canarios como José Acosta Hernández, y en otros títulos como El Independiente, La República, o el diario gráfico La Tarde y Resumen.
En 1954 se casa con Josefina Rodríguez de Machado y, de 1952 a 1953, empieza a trabajar para el diario de carácter independiente La Esfera donde escribe la columna «Actualidades». Ese mismo año se reencuentra en Caracas con su hermana María Rosa Alonso, también firme republicana y una de las principales investigadoras de las islas, que le acompaña en muchas de sus labores informativas. Por entonces también conoce a otro destacado investigador de las islas y así mismo exiliado, Juan Marichal, con el cual va a entablar una gran amistad a lo largo de los años.
Desde abril del año 1954 hasta noviembre del siguiente edita, junto a su mujer Josefina, la revista Gente Nuestra, de temas sociales y culturales. Aunque la dirección oficial recaía en Josefina Rodríguez Machado, detrás del proyecto estaba su esposo, quien, al no ser venezolano, prefiere ocuparse de los temas de redacción, lo que desde el segundo número se hace evidente con su columna «Reflejos en el agua». En el número 9 de febrero de 1955 aparece como gerente de la publicación. La revista pretende ser mensual pero su tirada es irregular y sólo alcanza 15 números. Es una revista por suscripción, dirigida a miembros de la alta sociedad caraqueña, donde se priorizan las secciones de imágenes de sociedad. La temática se complementa con la crónica social del momento y de hechos culturales, publicación de cuentos redactados por escritoras o la visita de algún personaje importante.
A partir de 1956, Elfidio y Josefina comienzan a viajar por Europa, primero a París, donde fijan su residencia, y luego a Alemania, es el periodo en el que estaba en auge el existencialismo. Imparte cursos sobre arte y da conferencias en el Ateneo Hispano francés y en la Casa de América Latina sobre temas como Egipto o Sorolla; además trabaja como corresponsal de la revista Resumen y como cronista de La República y de La Tarde, ambos venezolanos.
Tras el advenimiento de la democracia, vuelve a España en 1980. Reside un tiempo en Madrid y luego en Irún, y regresa a Tenerife donde se mantiene activo, dado que contaba con una memoria privilegiada y gran lucidez, con intervenciones públicas, conferencias en el Centro de Estudios Internacionales, la Casa Canaria en Madrid, o como la impartida en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense sobre su etapa como director del Abc republicano, publicada después en el libro Periodismo y periodistas en la Guerra Civil, y escribe artículos en la prensa diaria, donde a veces usa el seudónimo de «Sagitario». Así colabora en el tinerfeño El Día entre 1972 y bien entrado los años ochenta, La Gaceta de Canarias desde 1989, el Diario de Avisos desde 1998 hasta el 2001, y, por último, en La Opinión de Tenerife. También lo hace para diarios de la Península como El País o El Diario Vasco. Presidente honorario de la Fundación Nicolás Estévanez, es Medalla de Oro de Canarias en 1998. Su novela Los guanches en el cabaret, que había sido publicada en 1928, es reeditada por el Ateneo de La Laguna setenta años después en 1998. Continúa trabajando hasta poco antes de que se produjera su falle- cimiento en San Cristóbal de La Laguna en el año 2001. [JGA]

Bibliografía
Delgado, Juan José, «Los guanches en el cabaret. Elfidio Alonso», Cuadernos del Ateneo de La Laguna, n.º 6, 1999, pp. 137-138.
Gabino, María, Vida y obra periodística de Elfidio Alonso Rodríguez. Su labor en España, Tesis doctoral, Universidad de La Laguna; ftp://tesis.bbtk.ull.es/ccs- syhum/cs132.pdf.
Izquierdo, Eliseo, Periodistas canarios: siglos xviii al xx, Santa Cruz de Tenerife, Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, 2005.
Rodríguez Mendoza, Félix, Un europeo en el Caribe, Tenerife, Idea, 2005.
— Periodistas de Canarias. Elfidio Alonso Rodríguez, Tenerife, Idea, 2007.