Alonso Rodríguez, María Rosa

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Alonso Rodríguez, María Rosa

Nacimiento: 28/12/1909, Tacoronte-Tenerife, provincia de Canarias

Fallecimiento [?]

Biografía:

Profesora investigadora, comunicadora y doctora «honoris causa» por la Universidad de La Laguna (1994). María Rosa –junto a su hermano Elfidio– forma parte de una familia con acendrados ideales republicanos que quedan manifiestos en sus escritos, en los periódicos y revistas, a lo largo de una muy dilatada vida que les lleva desde los tiempos iniciales de la República hasta, en su caso, principios del siglo xxi. Con algunos años menos que su hermano participa en muchas de sus iniciativas periodísticas y destaca además como investigadora. Empieza a escribir en la prensa a finales de la Monarquía de Alfonso XIII. En 1930 participa, con el periodista Domingo López Torres, en la creación de la revista Altavoz, que dirigió el poeta luego represaliado Pedro García Cabrera. También escribe para el semanario de izquierdas de la Federación Obrera de Santa Cruz, En Marcha, junto a Luis Rodríguez Figueroa, posteriormente asesinado por los franquistas, y Ascanio, igualmente represaliado y exiliado. Poco después colabora en los dos principales periódicos de la isla de Tenerife: La Tarde, el diario vespertino de carácter republicano, y luego La Prensa, republicano moderado y el diario más importante de las islas durante la República. En 1931 escribe en el semanario republicano Proa que dirige su hermano. A pesar de su juventud —veintiún años escasos—, María Rosa se había convertido en una de las intelectuales más sobresalientes del momento y la redactora de la inmensa mayoría de los artículos de Proa, incluso algunos números fueron escritos íntegramente por ella. La defensa de la Universidad de La Laguna, los personajes de la vida cultural, la crítica de libros o el cine fueron poco a poco incorporándose a las páginas de Proa, gracias a su tesón, como puede constatarse en el número 35 dedicado a Viana, el poeta al que María Rosa Alonso dedicó su tesis doctoral.
En el año 1932 forma parte del grupo de fundadores del Instituto de Estudios Canarios, del que fue su primera secretaria, y del que en 1990 se le nombra miembro de honor. Ese mismo año trabaja como redactora en el diario Hoy, también de Santa Cruz, que sucede a Proa, y pertenece a la facción moderada leal a Lerroux, un ambicioso proyecto de periódico republicano avalado por un capital importante pese a lo cual no consigue desbancar como periódico de referencia a La Prensa. De ese periodo conserva el carné de periodista expedido, con el visto bueno del Gobierno Civil de la provincia, en 1933. Se marcha a Madrid donde estudia Filosofía y Letras, trabaja, entre 1935 y 1936, como redactora y secretaria de redacción de Cuadernos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid como ella misma recuerda: «de los que sólo pudimos sacar cuatro números, pues la guerra acabó con aquel ilusionado presente. La secretaría estaba a mi cargo; no teníamos máquina de escribir en el local que nos cedió el decano, D. Manuel García Morente, y la correspondencia tuve que hacerla a mano, con mi estilográfica de tinta verde».
En el momento de la sublevación franquista se encuentra en Canarias, con motivo de las vacaciones universitarias, cuando le faltaba un año para concluir la carrera que podrá, posteriormente, reanudar para obtener la licenciatura en 1941. Forma parte como profesora del claustro de la Universidad de La Laguna, es adjunta de la Facultad de Filosofía y Letras los años 1942 y 1943, y escribe, hasta 1952, en la Revista de Historia, primera revista especializada en Historia de las que se publican en España y órgano de la citada Facultad.
En 1953, ante el miserable y represivo ambiente de la posguerra franquista, decide salir a América para poder mantener su ideario y republicanismo, ya que siempre proclamó su condición de roja, lo cual le imposibilitaba alcanzar la cátedra en la universidad española. En Venezuela, desde 1958 hasta su jubilación en 1968, es profesora titular de Filología Española en la Universidad de Los Andes en Mérida, donde funda y mantiene entre 1959 y 1964 la revista Humanidades, en la que figuraba como subdirectora aunque fue ella, en la práctica, la directora y alma de la publicación. En 1968 regresa a Madrid para, ya en los años noventa, volver a Tenerife. A sus casi cien años ha sido una trabajadora incansable que posee una memoria privilegiada y una gran lucidez, con un espíritu independiente, despierto y joven, está permanentemente interesada por las cuestiones insulares. En 1974 obtuvo el Premio «Leoncio Rodríguez» de Periodismo y desde 1982 es miembro de honor de la Asociación de la Prensa de Tenerife. Recibió también el Premio Canarias de Literatura en 1987 y la Medalla de Oro de la isla otorgada por el Cabildo de Tenerife, donde reside en la actualidad.
Ha colaborado en numerosos periódicos y revistas de literatura en Hispanoamérica, donde comienza firmando con el Pseudónimo de «María Luisa Villalba», también en numerosos periódicos y revistas insulares y de ámbito nacional como Ínsula, El Noticiero Universal, etc. Como articulista ha escrito un ingente número de trabajos periodísticos de extraordinaria calidad, en diversos periódicos canarios, sobre todo en el matutino tinerfeño El Día, y en periódicos grancanarios como el Diario de Las Palmas, los diarios más importantes y, durante algún tiempo, casi únicos de las dos provincias canarias. Además de su nombre utilizó diversos seudónimos como el de «M. R. Solano», sobre todo en Revista de Historia, o el de «María Luisa Villalba» en su época de juventud, cuando no estaba bien visto, en las islas, que una joven escribiera en los periódicos, como ella misma ha manifestado en más de una ocasión.
Ha cultivado también la prosa narrativa, aunque la mayor relevancia la ha obtenido como autora de múltiples trabajos de investigación sobre diversos temas en los que, sobre algunos, es considerada hoy como la máxima autoridad. Éste es el caso de su trabajo de tesis doctoral sobre el Poema de Viana, realizado en 1952, sobre el comienzo de la literatura y hasta de la historia de las islas, hasta convertirse en una de las referencias de más prestigio de la cultura canaria. Entre sus obras destaca San Borondón, signo de Tenerife (1940); En Tenerife, una poetisa Victorina Bridoux de Mazzini, 1835-1862 (Santa Cruz de Tenerife, 1940, reeditado en 1988 y 2001); Un rincón tinerfeño. La Punta del Hidalgo (1944, reeditado en 2000); Con la voz del silencio (1945); la novela corta Otra vez (1951, reeditada en 2004); Pulso del tiempo (1953); Manuel Verdugo y su obra poética (1955); Residente en Venezuela (1960); Sobre el español que se escribe en Venezuela (1967); Papeles tinerfeños (1972); La ciudad y sus habitantes y Santa Cruz, vocación de futuro (1989); Las generaciones y cuatro estudios (1990); Historia de la literatura canaria (1991); y La luz viene del este (1999), amén de la edición del Poema de Viana (1991). [JGA]

Bibliografía
Artiles, Joaquín y Quintana, Ignacio, «La prosa en el siglo xix. Investigadores y eruditos», en: Historia de la literatura canaria, Las Palmas, Mancomunidad de Cabildos, 1978.
Izquierdo, Eliseo, Periodistas canarios: siglos xviii al xx, Santa Cruz de Tenerife,
Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, 2005.
Rodríguez Padrón, Jorge, Primer ensayo para un diccionario de la literatura en
Canarias, Islas Canarias, Viceconsejería de Cultura y Deportes, 1992.