Ballester Gozalvo, José

Archivo

Ballester Gozalvo, José

Nacimiento: 1/3/1893, El Cabañal, provincia de Valencia

Fallecimiento 25/7/1970, París (Francia)

Biografía:

Antes de llamarse El Cabañal y de convertirse en un barrio de Valencia, el pueblo donde nació José Ballester Gozalvo, el 1 de marzo de 1893, se llamaba El Poble Nou de la mar. Entre el mar y la huerta, habitado por pescadores y agricultores, El Poble Nou de la mar –perfectamente urbanizado– terminaría transformándose en un lugar de veraneo de la burguesía valenciana, dada su proximidad a la playa de la Malvarrosa, donde Sorolla y Blasco Ibáñez realizaron algunas de sus pinturas y novelas más notables.
Hijo del ilustre pedagogo decimonónico Vicente Ballester Fandós, estudió primaria en la escuela que dirigía su padre en El Cabañal, desplazándose después a Valencia para estudiar el bachillerato y las carreras de Derecho y Magisterio, coincidiendo en la Escuela Superior de Magisterio de Valencia con quien sería uno de sus mejores amigos, el pedagogo socialista Rodolfo Llopis. Lograda la cátedra, trabajó en diversas ciudades españolas. En 1920 está en Segovia, donde coincide con Blas Zambrano –padre de María–, Emiliano Barral y Antonio Machado, con quien mantuvo una gran amistad hasta la muerte del poeta. Después, en 1928, se traslada a Toledo, donde compagina su trabajo docente con la abogacía y el periodismo, colaborando, como había hecho siempre, con El Mercantil Valenciano, La Voz valenciana, El Pueblo, El Luchador y Diario de Alicante. Ballester muestra en sus artículos una especial preocupación por las penosas condiciones de vida de las clases trabajadoras, insiste en que la educación es el mejor instrumento para luchar por su redención y en el valor que la prensa tiene como divulgador del conocimiento.
En 1931 es elegido alcalde de Toledo y diputado a Cortes por el Partido Radical Socialista de Marcelino Domingo. En 1932 decide por fin llevar a cabo uno de sus proyectos más deseados, sacar a la calle un periódico, La Lucha, que se preocupase de la vida de los obreros, de sus necesidades, de la cultura, la defensa de los valores republicanos y la política nacional e internacional, cuestión esta última a la que Ballester da mucha importancia, pues es un firme defensor de la unión de los países europeos, ya que creía que los países que habían labrado la historia de Europa y del mundo tenían que unirse porque el continente estaba muy fragmentado y no podría afrontar bien los retos del futuro; por otro lado, la unión de los países europeos en un solo proyecto político serviría de vacuna ante eventuales enfrentamientos bélicos.
Trasladado a Madrid en 1933 por haber obtenido plaza en la ciudad, dimite de la Alcaldía de Toledo y cede la dirección de La Lucha a José Quirós, hasta entonces redactor. Con la victoria del Frente Popular, Francisco Barnés, a la sazón ministro de Instrucción Pública, lo nombra director general de Primera Enseñanza, impulsando de nuevo la construcción de escuelas, la inspección de enseñanza y las misiones pedagógicas. Desempeña el cargo con total entrega, elaborando proyectos, que no podrán ser llevados a cabo por motivos obvios, para llevar la educación y la cultura hasta el último rincón de España, pero sin abandonar sus colaboraciones en los periódicos antes citados y en las revistas pedagógicas más prestigiosas de España, especialmente en las que dependían de la Institución Libre de Enseñanza, con cuyo programa educativo se identifica plenamente. Al estallar la guerra, es nombrado asesor jurídico de la Presidencia del Gobierno, para poco después encargarse en Barcelona de la Auditoría General de Guerra de la Comandancia Militar de Cataluña.
Tal como señala Isabelo Herreros, el cargo político en el que Ballester Gozalvo se sintió más satisfecho, pues podía intentar poner en práctica sus conocimientos pedagógicos, fue el de director general de Enseñanza Primaria en tiempos de su compañero de partido y amigo Francisco Barnés. Durante 1936, se entregó entusiasmado a reformar la escuela pública, formando parte, además, de la Comisión de Instrucción Pública del Congreso de los Diputados y ejerciendo como vocal del Patronato de las Misiones Pedagógicas, junto a Antonio Machado y Manuel Bartolomé Cossío. Tanto para él como para sus ilustres compañeros, las Misiones Pedagógicas no eran algo baladí, sino un instrumento eficacísimo para poner la cultura y la educación al alcance de los habitantes de las aldeas más remotas del país: « Para esa tarea» –decía– «no servía cualquiera, había que buscar personas con vocación, dispuestas a aprender y a enseñar a aprender, personas que fuesen conscientes de que en sus manos estaba el porvenir de la patria, pues un país lleno de analfabetos carecía de futuro». El proyecto sería cercenado, como tantas otras cosas, por el triunfo de los fascistas en España.
Con la caída del frente catalán, fija su residencia en París, donde trabaja durante unos años como director científico de las obras en lengua castellana de la editorial Quillet. Gracias a su amistad con Édouard Herriot, presidente de la Asamblea Nacional francesa, es nombrado jefe de la sección española de la Biblioteca del Parlamento de París. Fue presidente de la Liga de los Derechos del Hombre, ocupó diversos cargos en los gobiernos republicanos en el exilio, publicó numerosos libros y hasta el fin de sus días escribió en infinidad de diarios de los países americanos de habla hispana, preferentemente sobre cuestiones relacionadas con la pedagogía y la justicia. Murió en París el 25 de julio de 1970, tras sostener un durísimo enfrentamiento con De Gaulle por haberse entrevistado con Franco. Está enterrado en el cementerio de Villiers-Adam.
Obras destacadas: Colaboración del médico y el maestro en la labor educativa: la inspección médico-escolar (1919); La Escuela única (1930); Geometría (1931); El Libro de las Constituyentes (1934); Tres nombres olvidados en la historia de la pedagogía española: Valdiri Rexach Carbó, Vicente Blasco García y Eduardo Benot Rodríguez (1936); La Iglesia nuestro enemigo mayor en la guerra (1937). [PLAV]

Bibliografía y fuente
Archivo Carlos Esplá, Salamanca, http://primeravistallibres.com/portal/ACE.
Herreros, Isabelo, «José Ballester, Alcalde y pedagogo», Boletín de Información Municipal, n.º 53, 1981.

Véase además Ballester Gozalvo, José (Diccionario biográfico del socialismo español 1879-1975)