Cánovas Cervantes, Salvador

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Cánovas Cervantes, Salvador

Nacimiento: [?]

Fallecimiento 1949, Caracas (Venezuela)

Biografía:

Historiador. Personaje pintoresco, controvertido y, al parecer, de pocos escrúpulos, al que sus comprometedores apellidos hacían blanco de fáciles bromas: era apodado Nini. Ni lo uno ni lo otro. Había sido redactor de La Tribuna de Barcelona y de El Mundo de Madrid, antes de ser fundador, director y gerente de La Tribuna (Madrid, 1912-1923), diario vespertino, fundado en febrero de 1912 y adscrito entre 1913 y 1916 al maurismo y de carácter germanófilo. Con el subtítulo de «Información, Literatura, Ciencias, Artes, Deportes, Teatros, Modas», pretendía ser un periódico ligero y ágil, de tono juvenil «que viene a combatir a lo rutinario y a lo viejo».
En las elecciones de la primavera de 1914, Cánovas Cervantes fue derrotado como candidato independiente por Almansa, con apoyo de los mauris- tas locales, y acusó al entonces ministro de Gobernación, el idóneo José Sánchez Guerra, de irregularidades. Este hecho creó diversos problemas al periódico. En la primavera de 1916 se había convertido en liberal y aliadófilo, defensor de Santiago Alba. Cánovas Cervantes pasa a ser diputado por Almadén en las filas del Partido Liberal. El diario siguió girando de acuerdo con las posibles subvenciones, bien fueran gubernativas o de otro orden. Sin duda, en algún momento lo subvencionó la empresa de Minas de Riotinto, hasta desaparecer en agosto de 1923. En los últimos tiempos había desaparecido de su cabecera el nombre de su fundador, Cánovas Cervantes.
Su siguiente iniciativa fue la fundación y dirección de La Tierra (Madrid, 1930-1935), diario cercano a las posiciones anarquistas cuyo propietario, según el testimonio de Pedro Sáinz Rodríguez, no dudaba en recurrir a prácticas chantajistas para obtener dinero y cuyas campañas, en ocasiones, estuvieron financiadas por grupos monárquicos que buscaban la desestabilización de la República. Un diario, pues, bajo sospecha, que apareció, como el diario gráfico Ahora, el 16 de diciembre de 1930, coincidiendo con la sublevación de Jaca y Cuatro Vientos. El subdirector era Mariano Sánchez Roca y el redactor jefe Eduardo de Guzmán. Se situó en una línea de demagogia filoanarquista. La Tierra acogía tanto en su redacción como entre sus lectores a personajes destacados y militantes de base del anarcosindicalismo y de la extrema izquierda republicana: Ramón Franco, José Antonio Balbontín, Mauro Bajatierra, Jacinto Toryho… Constituía el referente de los partidarios de una República diferente a la nacida en 1931 –una República social, sindicalista– que se identificaban con los mártires de Jaca y se sentían defraudados por la política burguesa y contraria a la CNT del primer bienio republicano, sosteniendo una especie de anarquismo racial o nacionalista.
Hay, pues, indicios para sospechar que sus campañas contra el Gobierno republicano-socialista, desmesuradas en muchas ocasiones, estuvieron financiadas por personajes muy ajenos a la ideología del periódico. Corría asimismo el rumor de que lo financiaba Juan March. Según Antonio Elorza, «el desprestigio del propietario de La Tierra –a quien define como periodista conservador pasado al anarquismo racial– era total entre quienes vivieron el período republicano. Pedro Sáinz Rodríguez cuenta en su autobiografía Testimonio y recuerdos [Barcelona Planeta, 1978, p. 246] cómo se financió una campaña del periódico sobre los sucesos de Casas Viejas en un sentido muy crítico con el Gobierno de Azaña» (« En torno a La Tierra», El País, 27 de febrero de 2007). Sin embargo, Eduardo de Guzmán, por su parte, siempre negó rotundamente las revelaciones de Pedro Sáinz Rodríguez.
Tras una pasajera aproximación al partido de Unión Republicana, constituido en mayo de 1934 por los seguidores de Martínez Barrio, siguió sirviendo de tribuna a anarquistas y sindicalistas. Desapareció el 5 de junio de 1935.
Salvador Cánovas Cervantes había basado hasta entonces su pensamiento político en la existencia de una supuesta raza ibérica, compuesta por todas las naciones ibéricas, europeas y americanas. Una raza libertaria y salvífica. Salvífica en cuanto a que constituiría la reserva espiritual de la Humanidad en contra del Capitalismo, al que derrotaría en una revolución libertaria en marcha. La Guerra Civil le hizo reafirmar sus argumentos: que la República burguesa había contemporizado en exceso con las derechas y que España estaba destinada a encabezar la revolución contra el fascismo.
Fue, además, colaborador de Solidaridad Obrera bajo la dirección de Jacinto Torhyo en 1937. Exiliado en París, al menos entre 1940 y 1941. Según el testimonio de César González-Ruano (Mi medio siglo se confiesa a media. Memorias, Madrid, Tebas, 1979), «a Cánovas Cervantes le traté poco [mientras frecuentaba el barrio de Montparnasse]. Iba con Ezequiel Endériz e Ignacio Barrado. Cánovas se fue luego a América y creo que murió pobre y casi abandonado en Venezuela».
Obras como historiador: Cómo llegó a reinar Fernando VII; Las Cortes de Cádiz; El primer pronunciamiento; El problema Canario; Los problemas al día; Proceso histórico de la Revolución Española. Apuntes de «Solidaridad Obrera» (Madrid, Júcar, 1978); El pronunciamiento de Riego; Pugna entre dos poderes; Rutas de la revolución española; Los seis años malditos. Falleció en Caracas (Venezuela) en 1949. [JCSI]

Bibliografía
López de Zuazo Algar, Antonio, Diccionario de periodistas españoles del siglo xx, Madrid, Fragua, 1981.
Seoane, María Cruz y Sáiz, María Dolores, Historia del periodismo en España 3. El siglo xx: 1898-1936, Madrid, Alianza, 1996.