Ferrer Farriol, Joan

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Ferrer Farriol, Joan

Nacimiento: 1896, Igualada, provincia de Barcelona

Fallecimiento 11/9/1978, Montreuil (Francia)

Biografía:

Anarcosindicalista y periodista libertario, gran conocedor de la historia del anarquismo. Utiliza los seudónimos «Farriol», «Ramón Ollé», «Joan del Pi», «Sigla», «Johan», «Rovellat», «Discóbolo», «Kunito», «Jo Han»,
«Pancho Milla», «J. Coll de Gussem». En su familia había tanto anarquistas como carlistas, aunque ya de niño se vincula con el grupo Jóvenes Libres. Pierde a su padre en un accidente laboral a los seis años y a los once debe ponerse él mismo a trabajar (en el textil aprende el oficio de curtidor) para poder ayudar al sustento de la familia. En 1911 se afilia a la CNT y a los dieciséis años ya combate en los grupos que se enfrentan a los esquiroles. En Igualada se significa muy pronto apoyando la huelga de la piel en 1915 y la sindicación de las mujeres en 1913. En 1916 interviene también en Barcelona en la huelga de metalúrgicos y albañiles, lo que le lleva un mes a la cárcel. En estos conflictivos años entre 1917 y 1923 participa en las luchas al lado de Salvador Seguí. Su actividad le obliga a moverse constantemente para no ser detenido, por lo que cambia a menudo de oficio. Sin embargo, compagina su actividad laboral con la sindical, al mismo tiempo que adquiere una formación autodidacta. En
1918 está en el Comité Local de Barcelona en representación de los curtidores, acude al congreso de la Confederación Regional del Trabajo que se celebra en junio en Barcelona y asiste también al Congreso de Sans, donde defiende los Sindicatos Únicos. En 1920 se casa por lo civil con Elvira Trull, también trabajadora del textil en Igualada.
Comienza muy joven a escribir en la prensa libertaria, aunque es durante la dictadura de Primo de Rivera cuando empieza a destacar en ella. Sus primeras colaboraciones en Solidaridad Obrera son de 1910 y en 1926 funda en Igualada Germinal y El Sembrador junto con José Anselmo, otro cenetista de su misma localidad. Escribía tanto en catalán como en castellano, con un estilo muy personal y ágil.
Durante la II República, escribe asiduamente en la prensa local y se destaca como propagandista en mítines y giras. Retoma de nuevo en
1930 la publicación de El Sembrador, ahora en su segunda época. Funda con Ramón Guitart la Agrupación Librepensadora de Igualada. Escribe también en Cultura Libertaria, un semanario de Sants dirigido por Agustín Gibanel que funciona como portavoz del treintismo. Allí comparte espacio con Juan López, Juan Peiró, Ángel Pestaña, Francisco Arín o Ricardo Fornells, y también aparecen en la publicación los textos de algunos destacados sindicalistas europeos como Christian Cornelissen o Pierre Besnard. Partidario del treintismo, forma un grupo con, entre otros, José Viadiu y José Anselmo, para evitar la escisión entre treintistas y faístas en Igualada.
Iniciada la Guerra Civil, multiplica su actividad. Participó en el Comité Revolucionario de Igualada, luchó en el frente de Huesca, dirigió, también en Igualada, el Bulletí CNT-FAI, habló en mítines, desempeñó el cargo de primer teniente de alcalde, gestionó las colectivizaciones y asumió la Consejería de Agricultura, antes de marchar a Barcelona, donde dirigirá el periódico Catalunya en 1937. El diario era el órgano vespertino de la Regional Catalana de la CNT que se publicaba en catalán. Contaba con artículos de nombres importantes, como Mauro Bajatierra, Diego Abad de Santillán, Marianet, Joan Domenech o Federico Urales. No obstante, el hecho de que se editara por la tarde le restaba lectores y en 1938 Ferrer se quejaba ante el Comité Regional que el periódico casi se resumía en una copia de Solidaridad Obrera, con artículos y noticias que quedaban obsoletos, por lo que apenas se vendía. El Comité Peninsular de la FAI tuvo conocimiento de este problema y la solución que intentó buscar, por iniciativa de Pedro Herrera y Federica Montseny, fue la de hacer de la publicación el portavoz de la FAI, ya que no habían cuajado intentos similares con Tierra y Libertad, de Barcelona, y Nosotros, de Valencia. Sin embargo, las regionales se opusieron a esta medida que consideraron que iba en la dirección de la centralización de la prensa, por lo que la ayuda al diario catalán no llegó y éste desapareció en pocos meses.
Tras dejar Catalunya, Ferrer volvió a las trincheras, esta vez como corresponsal de Solidaridad Obrera, y allí dirigió El Frente, portavoz de la Columna Durruti-26 división, que hacía las veces de boletín de guerra de la CNT-FAI. Además se dedicó a ayudar a aquellos acusados de acciones violentas y se volcó de nuevo en las colectivizaciones.
Finalizada la guerra, marchará al exilio. Pasa por los campos de concentración de Argelès, donde estaba encargado del secretariado de la regional catalana, y de Barcarès. En 1940 y 1941 se encontraba en Marsella, ocupado en la agricultura, entre otros trabajos. Y acabada la II Guerra Mundial, en 1945 y 1946 se encargará, junto con Mariano Martínez y Fermín Lacalle, de la emisora clandestina que la CNT recupera en los Pirineos. La habían traído los británicos durante la guerra y la había instalado la Resistencia. El Gobierno francés permitirá que sea utilizada durante trece meses por los cenetistas para emitir hacia Cataluña. Estuvo por lo tanto activo en esos momentos en los grupos de combate antifranquistas, proporcionando apoyo a los guerrilleros.
Cuando llegó la escisión del Movimiento Libertario en 1945, se alineó con las tesis anticolaboracionistas, defendiendo la ortodoxia confederal y oponiéndose a la entrada de los anarquistas y anarcosindicalistas en un nuevo gobierno que aglutinaría a todas las fuerzas republicanas en el exilio. Por entonces se traslada a Toulouse y a París, y se dedica plenamente al periodismo libertario. En la inmediata posguerra mundial la Francia meridional se llena de las publicaciones de los refugiados libertarios catalanes y renacen viejas cabeceras. Son periódicos de vida efímera, no reciben subvenciones y se financian con suscripciones, por lo que aparecen y desaparecen tras unos pocos números. Tal y como ocurría en el pasado, muchas veces la publicación no salía de la localidad, ni siquiera del ámbito político o incluso del grupo de afinidad. Y si se incurrían en insultos contra el régimen franquista y las autoridades la clausuraban, se repetían las artimañas que se habían puesto en marcha en los tiempos de represiones pasadas: se cambiaba la cabecera, el formato, etc., y se volvía a sacar a la luz. Las organizaciones no serán menos y se aprestan a recuperar sus viejos voceros, que en este caso sí gozarán de cierta permanencia.
En Toulouse, en 1946, Ferrer dirige CNT, el renacido portavoz de la confederal en el exilio, un cargo que desempeña hasta 1954. Dos años después, ya en París, se ocupará también de la dirección de Solidaridad Obrera, publicación de la CNT en la Zona Norte, hasta su desaparición en
1961. Entonces desempeñará la misma función con sus sustitutos, Solidaridad, Boletín CNT, Boletín, y finalmente pasará a ser director y adminis- trador de Le Combat Syndicaliste hasta su muerte. Fue también director (en algunas versiones junto a Fernando Gómez Peláez) de la revista Umbral, una publicación cultural y literaria de los cenetistas exiliados que cumplía la función de sustituir al desaparecido Suplemento Literario de Solidaridad Obrera. Como era habitual en las revistas libertarias de este tipo, los colaboradores eran muy variados, desde reconocidos teóricos y publicistas ácratas ahora en el exilio hasta destacados escritores extranjeros que simpatizaban con las ideas y la situación actual del movimiento. Cabían también opiniones de individualistas, pero también de kropotkinianos, poetas, filósofos, científicos, etc. En Umbral, que estuvo saliendo de 1962 a 1972, se reflejaban las aspiraciones de otros suplementos culturales, con contenidos heterogéneos y un propósito de difusión doctrinaria, pero con un tono más elevado que el de los portavoces de las organizaciones, que tenían que ceñirse a los avatares políticos. Bajo la dirección de Ferrer se publicaron textos de Diego Abad de Santillán, Felipe Alaiz, Émile Armand, Severino Campos, Luis Capdevila, Albert Camus, Campio Carpio, Hem Day, John Dos Passos, León Felipe, Fontaura, Víctor García, Juan Lazarte, Max Aub, Félix Martí Ibáñez, Benito Milla, Sol Pasamar, Albano Rosell, Ángel Samblancat, Ramón J. Sender, José Viadiu, Eduardo Zamacois…
Ferrer fundó también Terra Lliure, órgano de la regional catalana de la CNT en el exilio (durante un tiempo ostentó el subtítulo de Bulletí de relació ideológica, que cambió después por el de Bulletí interior dels catalans libertaris), y creó el grupo aficionado al teatro del mismo nombre. Ambos, periódico y agrupación, reivindicaban el catalán, pero también una reiterada consigna con resonancias en toda la historia de luchas sociales más o menos libertarias de Rusia a México: «Tierra y Libertad» o «Tierra Libre». El grupo tenía un local donde también los sábados por la noche se organizaban bailes con el objetivo de facilitar el contacto, no sólo entre los exiliados sino también entre ellos y los primeros emigrantes españoles que llegan a Francia ya a principios de los años cincuenta.
A finales de la década de los sesenta se embarca en un macroproyecto colectivo para escribir la historia de la CNT. La iniciativa la pone en marcha el Secretariado Intercontinental, a través de su Secretaría de Cultura y Propaganda, y contará con miembros del exilio en Europa y América. En octubre de 1967 se reúne una primera Comisión que establece dos comisiones definitivas; la primera, de Administración, Archivo y Prospección, la constituirán Valerio Mas, Miguel Celma y Antonio León; y la segunda, de Redacción y Consulta, estará compuesta por Renée Lamberet, Federica Montseny, Hermoso Plaja, José Viadiu, Germinal Esgleas, Fontaura y Juan Ferrer. El proyecto avanza muy lentamente, debido entre otras cosas a la dificultad de coordinarse a ambos lados del Atlántico y también por la edad avanzada de los autores, cuyo entu- siasmo al dedicarse al proyecto no siempre va acompañado de un buen estado de salud. Se recopilan datos y se busca en archivos, pero finalmente, de los seis volúmenes previstos, sólo se publicará una pequeña parte en 1985.
Joan Ferrer se mantuvo siempre, durante sus años de exilio, fiel a las ideas libertarias, en 1962 fue miembro del Comité Catalán exiliado, pero también colaboró asiduamente con el Casal Catalá, el hogar social y cultural al que podían acudir los refugiados catalanes de cualquier tendencia política. Mantuvo siempre el recuerdo del pasado reconociendo que le ayudaba a sobrellevar el presente, en el que veía un movimiento disperso cuyos miembros se habían asentado ya en los países que los habían acogido. Tampoco tenía la certeza de que, en caso de poder regresar, pudieran restablecerse los sueños que se habían interrumpido, pero conservó siempre la esperanza y por ello se sentía diferente al resto de los exiliados. Poco antes de su muerte tendrá la oportunidad de volver a Cataluña y reconstruir la Federación Local de la CNT de Igualada. Finalmente, en 1978 pudo ver también publicadas sus conversaciones con Baltasar Porcel, que podrían considerarse como una suerte de memorias. Con el título de La revuelta permanente, recibieron el Premio Espejo de España ese mismo año.
Dirigió: Germinal y El Sembrador (Igualada, 1926), Bulletí CNT-FAI (Igualada, 1936), Catalunya (Barcelona, 1937-1938), El Frente (1938), CNT (Toulouse, 1946-1954), Solidaridad Obrera (París, 1956-1961), Solidaridad, Boletín CNT, Boletín (los tres en París, 1961-1962), Le Combat Syndicaliste (París, 1962-1978), Umbral (París, 1962-1972), Terra Lliure (Toulouse-París, 1944 y ss.). Publicó escritos suyos en El Obrero Moderno (Igualada, 1909-1910), Solidaridad Obrera (Barcelona, desde 1910), La Protesta (Igualada, 1919-1920), El Sembrador (Igualada, 1930-segunda época), Cultura Libertaria (Sants, 1931-1933); y en el exilio: Inquietudes (Burdeos, 1947), Reconstrucción (Londres, 1948), CNT (Toulouse-París, 1948 y ss.), Cenit (Toulouse, 1951 y ss.), Boletín Confederal de París (1961), Boletín Informativo de París (1961), Boletín Interno CIR (Toulouse, 1961 y ss.), Espoir (Toulouse, 1962 y ss.), Ruta (Caracas, 1963 y ss.), El Luchador (Toulouse, 1968 y ss.); y, tras la muerte de Franco, Historia Libertaria (Madrid, 1978). Es autor de Liberación (Barcelona, 1928), El Intruso (Barcelona, 1930), Vides noves (teatro, estrenada en Igualada en 1933), Interpretació llibertària del moviment obrer catalá (Burdeos, 1946), Gabuix poètic (París, 1956), Vida sindicalista (París, 1957), Un rural en Barcelona (París, 1960), Conversaciones libertarias (París-Choisy, 1965), De l’Anoia al Sena sense pressa (París, 1966), Emigrados y confederales. Las conversaciones de Wagram (Choisy, 1968), ABC Sindicalista (Choisy, 1971), En torno al comunismo: nueva sumisión del proletariado (París, 1972), Costa amunt: elements d’historia social igualadina (París-Choisy, 1975), Congresos anarcosindicalistas en España (París-Toulouse, 1977), La revuelta permanente (conversaciones con Baltasar Porcel, Barcelona, 1978). [RNC]

Bibliografía
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