Muñoz Arconada, César

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Muñoz Arconada, César

Nacimiento: 1898, Astudillo, provincia de Palencia

Fallecimiento 10/3/1964, Moscú (Rusia)

Biografía:

Nació en 1898 en Astudillo, un pequeño municipio de Palencia donde predominaba la sociedad conservadora y católica castellana. Su padre, hombre rígido y tradicional, repartió su tiempo en varios empleos, entre otro alcalde sempiterno de la localidad, y su familia, compuesta de seis hijos, formaba parte de las clases medias tradicionales.
Su formación inicial la realizó en la escuela pública de su pueblo natal y de otras poblaciones cercanas. Destacó por su facilidad para la escritura y su interés por la literatura y las cuestiones sociales. En 1920 ingresó en el cuerpo de funcionarios de Correos y fue destinado a Palencia, donde fijó su residencia. Pronto se incorporó a la plantilla del Diario Palentino, iniciándose así en el periodismo con artículos que evocaban la vida en provincias.
Empujado por su interés en conocer las vanguardias e ingresar en el ambiente cultural de la capital, solicitó el traslado a Madrid y comenzó a colaborar esporádicamente en varias revistas. A partir de su instalación en la capital a finales de 1921, tuvo una participación muy activa en los movimientos literarios de vanguardia, escribiendo para las revistas Verso y Prosa, Papel de Aleluyas, Parábola, Manantial, Mediodía y Meseta. En sus textos predominó la influencia del ultraísmo y la denominada literatura pura, desvinculada de la realidad social. De 1923 a 1926, fue crítico musical en la revista Alfar, circunstancia que provocó la escritura de su primer libro En torno a Debussy (1926), así como tres biografías cinematográficas.
Desde que La Gaceta Literaria nació en 1927, fue colaborador asiduo y se convirtió en redactor jefe de la misma en 1929. El director de dicha revista era Ernesto Giménez Caballero y allí trabajó, con otros fundado- res del movimiento fascista en España, hasta 1931. En este año creó y dirigió Ediciones Ulises, y participó con notas críticas y reseñas en el boletín Comunicaciones de los trabajadores de Correos. Una parte importante de su trabajo crítico como periodista lo publicó en la revista Nuestro Cinema. Cuadernos Internacionales de Valorización Cinematográfica.
Poco a poco y conforme iban transcurriendo los acontecimientos de la época, muchos intelectuales y escritores descubrieron que debían participar activamente en la sociedad que vivían. Se dieron cuenta de que era necesario responder a la realidad y a sus contradicciones e involucrar- se en los procesos de cambio que el país experimentaba. En este marco, a partir de 1930 la obra de Arconada adquiere una orientación política progresista que materializó en algunas novelas, en las que se advierte ese cambio de los jóvenes vanguardistas de los años de la dictadura hacia la implicación política a favor de las clases populares. En 1931 ingresó en el Partido Comunista, colaboró en la gestación de las secciones españolas del Socorro Rojo Internacional y de la Asociación de Amigos de la URSS. Se convirtió en uno de los más destacados representantes de la corriente social-realista, publicando en Octubre (órgano de la Unión de Escritores y Artistas Literarios), Nueva Cultura, Leviatán, Frente Literario, Tensor, Línea Sur, Letra y Mundo Obrero. Escribió dos novelas dentro del llamado realismo socialista, Los pobres contra los ricos (1933) y Reparto de tierras (1934), en las cuales queda reflejada la aldea española en el periodo de auge revolucionario del campesinado español. En 1935 lanzó El Tiempo Presente, efímera revista que únicamente alcanzaría dos salidas. En realidad, desde su declarada militancia comunista, se le cerraron las puertas de numerosas publicaciones y, aparte de algunas colaboraciones con Heraldo de Madrid, durante el bienio 1933-1935 apenas realizó aportaciones periodísticas.
A mitad de julio de 1936 se hallaba en un viaje de inspección a Fuenterrabía, donde le sorprendió la guerra. Cuando el frente Norte fue ocupado por las tropas nacionales, huyó a Valencia donde se encontró con el Gobierno republicano. El ministro de Instrucción Pública le pidió que abandonara el trabajo y se dedicara únicamente a escribir, pagándole íntegro el sueldo de Correos. En Mundo Obrero ocupó el puesto de redactor literario y fue corresponsal de este periódico en Asturias. Durante la contienda publicó Romances de la guerra y La conquista de Madrid, y en pocos meses inició la redacción de Río Tajo, comienzo de una trilogía que recibió el Premio Nacional de Literatura en 1938 y que nunca concluyó. Según su planteamiento, el intelectual era responsable de una literatura al servicio del pueblo y tenía la convicción de estar comprometido con los destinos de su patria, que debía ser, desde su perspectiva, republicana y comunista. En consecuencia, la condición de escritor y periodista imponía a Arconada la obligación de luchar con su pluma en el frente de la escritura.
La estancia en Valencia duró poco tiempo y desde allí se trasladó a Barcelona, donde permaneció hasta finales de enero de 1939, para salir definitivamente al exilio. En principio atravesó la frontera y cayó en el campo de concentración de Argelès. Partió pronto hacia la URRS, exilio que marcó el inicio de una nueva etapa en su vida. En este país desarrolló una gran labor periodística, literaria y de divulgación, asociada al hecho de pertenecer al PCE, posicionamiento determinante en el rumbo de su carrera y la temática de su obra posterior. En Moscú trabajó junto al pres- tigioso hispanista soviético y amigo de Valle-Inclán, Fedor Kelin, en la revista Literatura Internacional. Arconada fue redactor jefe –trabajo al que se dedicó intensamente– y cambió su nombre por el de Literatura Soviética. Sin embargo, vio truncada su capacidad creadora por el ambiente en el que vivió y el propio peso de estar lejos de su entorno, dedicándose a tareas más técnicas, como las traducciones de los clásicos rusos. Fue un importante divulgador de los clásicos castellanos y estuvo también vinculado a la editorial Progreso como responsable de Lenguas Extranjeras.
En Moscú unió su vida a María Cánovas, con la que permanecerá hasta el final de sus días. En su obra de la etapa soviética predominan los escritos del así llamado «realismo» con mensajes políticos del PCE, muchos de ellos publicados en las páginas de los órganos de la prensa comunista como Mundo Obrero o Democracia. De hecho, Arconada es casi el único representante del realismo socialista en las letras españolas. Escribió algunas obras teatrales, la más conocida Manuela Sánchez (1949), en la que apelaba a la lucha contra el franquismo, libros de poemas como Dolores (1945) o de narraciones como Cuentos de Madrid y España es invencible (entre 1941 y 1943). El objetivo que perseguía en ellas era el de animar al pueblo español a luchar por los ideales republicanos. Murió en Moscú el 10 de marzo de 1964 mientras se recuperaba de una operación quirúrgica. [M ESF]

Bibliografía
Cobb, Christopher H. (ed.), De Astudillo a Moscú. Obra periodística de César Muñoz
Arconada, Valladolid, Ámbito, 1986.
— «César M. Arconada. Síntesis de la vida intelectual española, 1920-1939», en: Grandes periodistas olvidados, Madrid, Fundación Banco Exterior, 1987, pp. 121-152.
Kharitónova, Natalia, «El exilio militante de César Arconada», en: Manuel Aznar Soler (ed.), Escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939, Sevilla, Biblioteca del Exilio/Renacimiento, 2006, pp. 67-70.
Le Bigot, Claude, «El ultraísmo asimilado: valoración de Urbe de C. M. Arcona- da», Canente, n.º 8, 1990, pp. 103-112.

Magnien, Brigitte, «La obra de César Arconada: de la “deshumanización al compromiso”», en: Manuel Tuñón de Lara (ed.), Sociedad, política y cultura en la España de los siglos xix y xx, Madrid, EDÍCUSA, 1973, pp. 333-347.
Santonja, Gonzalo, «C. M. Arconada. Bio-bibliografía», Publicaciones de la Institución «Tello Téllez de Meneses», n.º 47, 1982, pp. 5-57.