Prieto Tuero, Indalecio
Nacimiento: 30/4/1883, Oviedo, provincia de Asturias
Fallecimiento 11/2/1962, Ciudad de México (México)
Biografía:
Cuando tenía seis años, falleció su padre. Vivió en su niñez y parte de su adolescencia en una gran pobreza. Se traslada con su madre a Bilbao en
1891, cuando tenía ocho años. Con catorce años aprende taquigrafía y se convierte en un obrero especializado. Ingresa en la UGT y el PSOE, Agrupación Socialista de Bilbao, en 1899, con dieciséis años.
Pese a las penurias económicas, aprendió un oficio, la taquigrafía, que sería fundamental en su carrera. En el semanario de los socialistas vizcaínos La Lucha de Clases (fundado en 1894) hizo sus primeras armas como taquígrafo y cronista de diversos actos políticos. Sus conocimientos en esta materia le abrieron también las puertas del diario La Voz de Vizcaya en1900. De ahí saltó Al diario El Liberal de Bilbao. En él realizó labores de reportero hacia 1901. A partir de 1916 inspiró la línea del periódico. En los años de la dictadura sería gerente y en 1932 se convertiría en propietario. Se trata de un medio clave para entender la fuerte implantación del socialismo en Vizcaya. Político, pues, por la vía del periodismo. El Liberal fue su plataforma política, primero como taquígrafo y periodista, luego como dueño y figura dominante, comprándoselo al republicano Horacio Echevarrieta en 1932. En el periódico hace de todo: toma conferencias telefónicas y redacta gacetillas. Al mismo tiempo, colaboró asiduamente en varios periódicos políticos, sobre todo en los que editaba su partido.
En 1917 se traslada a Madrid, ejerciendo como corresponsal de varios periódicos del Norte de España. Después de la huelga general revolucionaria de agosto de 1917, se exilió a Francia, en una huida rocambolesca. Será su primer exilio. Estuvo exiliado en París por su participación en los tres movimientos de huelga general en los que estuvieron presentes las organizaciones socialistas: agosto de 1917, diciembre de 1930 y octubre de 1934.
Fue el colaborador de El Fígaro desde sus comienzos, «diario gráfico de información», francófilo, publicado en Madrid desde agosto de 1918 hasta abril de 1920, presentado por Luis Araquistáin.
Como político, en las elecciones generales de febrero de 1918 fue elegido diputado por Bilbao, sucediendo al republicano Horacio Echevarrieta, que desde 1917 era dueño de El Liberal. Este mismo año ingresa en la Comisión Ejecutiva Nacional del PSOE. En 1919 y 1920 vuelve a ser diputado por Bilbao. Lo será en todas las elecciones celebra- das hasta 1936. En 1921 viaja a Marruecos, en su doble condición de diputado y corresponsal de prensa de El Liberal, para escribir acerca del desastre de Annual, pidiendo la abolición de la ley de jurisdicciones.
El Liberal sostiene posturas muy próximas al socialismo reformista y era, sin duda, mucho más leído por los obreros que el viejo semanario La Lucha de Clases y tenía amplia difusión en Bilbao capital y, en menor medida, en toda la zona industrial de Eibar, Álava y Guipúzcoa.
Durante la dictadura primorriverista, en su relativa inactividad política, a falta de vida parlamentaria, Prieto se dedica a escribir numerosos artículos y crónicas para El Liberal. Es el líder del sector socialdemócrata, junto a Fernando de los Ríos. Muy opuesto a colaborar con la dictadura de Primo de Rivera, se vinculó desde el primer momento a la causa del republicanismo. En agosto de 1930 asistió a título personal al Pacto de
San Sebastián. Consideraba la coalición con los republicanos como una necesidad histórica para la transformación del país.
Después del fracaso de la sublevación de Jaca, el Gobierno de la Monarquía ordenó la detención de los miembros del Gobierno provisional. Prieto, que se encontraba en Bilbao, encargado de dirigir la sublevación en esta ciudad y provincia, consiguió huir a Francia. Es su segundo exilio. Envía artículos para su periódico desde París.
Regresa al proclamarse la República. Ministro de Hacienda del Gobierno provisional desde 14 de abril hasta diciembre de 1931, su logro más importante fue estabilizar la peseta, en una época llena de convulsiones. Luego sería ministro de Obras Públicas, hasta la caída del Gobierno socialazañista, en septiembre de 1933. Puso en funcionamiento un ambicioso plan de obras hidráulicas, carreteras y ferrocarriles.
Sobre su cercanía al periodismo, Azaña confesó que le irritaban los ministros que, como Miguel Maura y, sobre todo, Prieto, padecen de
«reporteritis». Durante la II República ocupa el centro del PSOE y colabora en el periódico del partido, que dirige su amigo Julián Zugazagoitia, desde su reaparición en diciembre de 1935, defendiendo la colaboración con los republicanos de izquierda en la línea del primer bienio. Comienza a configurarse como una alternativa para dirigir el socialismo español a partir del fracaso de la Revolución de Octubre de 1934. La primavera de 1935 fue un momento crucial en la configuración del centrismo en las filas socialistas. El 14 de abril, aprovechando el aniversario, El Liberal de Bilbao publica un artículo de Prieto mostrando su criterio favorable a un acercamiento a los partidos republicanos.
En mayo de 1936 Azaña encargó a Prieto la formación del Gobierno. Pero el grupo parlamentario socialista, donde tenían mayoría los partidarios de Largo Caballero, se negó a que aceptase. Prieto desarrolló durante las primeras semanas de la guerra una intensa labor propagandista. Desde las páginas de Informaciones, convertido, en virtud de confiscación, en diario socialista de la noche, de La Lucha de Clases o a través de sus intervenciones radiofónicas, asumió un gran protagonismo personal, organizando la resistencia. Durante la contienda fue ministro de Marina y Aire con Largo Caballero y con Negrín de Defensa entre mayo de 1937 y abril de 1938.
Tras la caída del Frente Norte en octubre de 1937, presenta la dimisión que no le es aceptada, aunque en marzo de 1938, tras el derrumbe del frente de Aragón y sus enfrentamientos con Negrín y con los ministros comunistas, sale del Gobierno. A fines de 1938 tuvo que exiliarse a México. Se aparta de la política activa el resto de la guerra, aunque acepta una embajada extraordinaria en varios países de Sudamérica. En el México de Lázaro Cárdenas promueve la creación de la Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles (JARE). En este ámbito, probablemente uno de los hechos que más enturbiaron las relaciones entre los refugia- dos fue el enfrentamiento personal entre Negrín y Prieto, y la pugna por el control de los bienes que transportaba el yate Vita.
Continuó su actividad política y periodística, colaborando en multitud de periódicos y revistas hispanoamericanas, como el diario Excélsior, uno de los más receptivos con los periodistas republicanos, donde colaboró durante años. Desde la revista Adelante (1942-1959), Prieto, junto a Carlos Esplá y Manuel Albar, lideró una corriente opuesta a cualquier formalismo institucional de los exiliados, negándose a participar en decisiones que supusiesen la transformación de las estructuras políticas crea- das en España. En esta línea, creyó inadecuada la restauración de los órganos constitucionales en el exilio, confiando el retorno de la democracia a España a una acción política interna (monárquicos) y al apoyo de la comunidad internacional, defendiendo la política plebiscitaria.
Impulsa la constitución de la Junta Española de Liberación, cuya Junta de Gobierno estaba formada por Prieto, Manuel Albar, Carlos Esplá, Pedro Vargas, Martínez Barrio, Félix Gordón Ordás, José Andreu Abelló y Pere Bosch Gimpera. Prieto, aunque participante, optaría por la accidentalidad de las formas de gobierno con tal de acabar con la dictadura franquista.
Desde el final de la I I Guerra Mundial, sus negociaciones con los monárquicos dieron como fruto una alternativa que consistía en dejar de reivindicar la restauración republicana como sinónimo del restable- cimiento de la democracia. Escribió sobre esta cuestión para numerosos periódicos y revistas de Hispanoamérica. Los temas de sus artículos fueron y son muy variados: comentarios de política internacional, sobre to do en relación con España, y de política internacional, en general.
Lidera la fracción mayoritaria del Partido Socialista. En 1945 entra a formar parte del gobierno de la República en el exilio, intentando alcanzar un acuerdo con el sector monárquico del franquismo, con vistas a la restauración de la democracia en España. Plantea desde las páginas del semanario L’Espagne Républicaine una estrategia de futuro que habría de hacer correr ríos de tinta: la celebración de un plebiscito sobre la alter- nativa Monarquía o República supervisado por los Gobiernos hispanoamericanos.
En el Congreso de Toulouse del PSOE en 1946 triunfaron sus tesis: condena de Negrín y su política, ferviente anticomunismo y colaboración con los monárquicos para restaurar la democracia en España. En octubre de
1947, por mediación del titular del Foreign Office, el laborista Ernest Bevin, Prieto y su antiguo adversario Luis Araquistáin se reúnen con Gil Robles y promueven en Londres una coalición antifranquista que incluía a los monárquicos y excluía a los comunistas. El fruto es tardío: la firma en agosto de 1948 del ficticio Pacto de San Juan de Luz, que no tendría resultado alguno.
En los años cincuenta se dedica a escribir para numerosos periódicos. Entre sus crónicas destacan «De mi vida», «Convulsiones de España», «palabras al viento», «Cartas a un escultor: pequeños detalles de grandes hechos». [JCSI]
Bibliografía
Bahamonde, Ángel y Sánchez Illán, Juan Carlos, Una república de papel: L’Espagne Républicaine, 1945-1949, Madrid, Fondo de Cultura Económica,
2010.
Cabezas, Octavio, Indalecio Prieto, socialista y español, Madrid, Algaba, 2005
Seoane, María Cruz y Sáiz, María Dolores, Historia del periodismo en España 3. El siglo xx: 1898-1936, Madrid, Alianza, 1996.
Véase además Prieto Tuero, Indalecio (Diccionario biográfico del socialismo español 1879-1975)