Tenaz e incansable compromiso con la causa socialista

Las incontables horas que Pablo Iglesias dedicó cada de día de su vida a la actividad política y sindical se repartieron entre la dedicación al trabajo organizativo en las direcciones nacionales del Partido y del Sindicato, los viajes (contactos y discursos, propaganda oral), la labor periodística (propaganda escrita), el cumplimiento de sus obligaciones en el desempeño de cargos públicos (concejal por Madrid a partir de 1905 y diputado nacional desde 1910) y la correspondencia (orientaciones y consejos, es decir, comunicación directa con los simpatizantes, los afiliados y las organizaciones locales del Partido y el Sindicato). Según su propio testimonio, esta última actividad fue a la que más tiempo dedicaba y la que mayores esfuerzos le exigía. A esa labor epistolar, que concebía como educativa y organizativa, le dedicaba las últimas horas de cada día “durante mucho tiempo vengo acostándome a las tres y a las cuatro (cuando me acuesto a las dos lo estimo temprano)”, carta a Enrique de Francisco el 19 de mayo de 1914, restándose de este modo horas de merecido descanso que fueron minando paulatinamente su salud durante los más de cuarenta años de actividad política y sindical.

En cuanto a su labor periodística, ésta se desarrolló en las páginas de El Socialista, donde publicó miles de artículos. Así mismo colaboró asiduamente en las revistas socialistas: La Ilustración Popular, La Ilustración del Pueblo, La Revista Socialista, Socialismo, Vida Socialista, Acción Socialista…; en la prensa regional socialista: La Lucha de Clases, La Aurora Social, La Guerra Civil, La Voz del Pueblo, Solidaridad…; y la prensa sindical: La Unión Ferroviaria, El Obrero Gráfico…. A finales del siglo XIX comenzó a aparecer su firma en revistas y periódicos no socialistas, como La España Moderna, La Estafeta, Vida Nueva, Nuestro Tiempo, El Globo, La Correspondencia de España…, y a partir de la formación de la Conjunción Republicano-Socialista de 1909 realizó importantes colaboraciones en la prensa republicana y liberal: España Nueva, de 1909 a 1917, El Liberal de Bilbao de 1917 a 1925 y La Libertad en 1925. Realizó todas estas colaboraciones sin dejar de aparecer su firma en el órgano del Partido Socialista, El Socialista donde, el 31 de diciembre de 1925, se publicó su último escrito “Exhortaciones a los trabajadores de la Casa del Pueblo de Madrid”, que fue el último texto salido de su pluma poco antes de su muerte.

Pablo Iglesias vivió con su madre hasta su fallecimiento en diciembre de 1886. Después se trasladó una corta temporada a casa de Matías Gómez Latorre y durante varios años residió en la calle Hernán Cortés 8, en casa de Ruperto Sánchez Martínez, donde tenía su redacción El Socialista. En 1895 se fue a vivir con Amparo Meliá a la calle Bailén 15. Ella, junto a su hijo Juan Almela Meliá, había llegado a Madrid desde Valencia en 1893. Tras pasar por varios domicilios acabaron residiendo en la calle Ferraz 68, donde compartieron casa con Inocente Calleja, antiguo compañero de la Internacional, que corría con los gastos de la vivienda. Pablo Iglesias y Amparo Meliá, una vez fallecido su marido Juan Almela Santafé, formalizaron su relación casándose civilmente en noviembre de 1921.

Los últimos años de la vida de Pablo Iglesias los pasó recluido en su casa de la calle Ferraz ya que, a consecuencia del agravamiento de sus enfermedades, dejó de participar activamente en la vida organizativa de las entidades socialistas parcialmente desde 1916 y totalmente a partir de 1919, aunque sin dejar su labor propagandística a través de la pluma, escribiendo cuantiosas cartas y artículos, recibiendo visitas y delegaciones obreras y sin dejar de ser en todo momento un referente ético y moral para los socialistas españoles.

Falleció en Madrid el 9 de diciembre de 1925 y su entierro supuso la mayor manifestación celebrada en Madrid en mucho tiempo. Cuando la comitiva del entierro llegaba a las puertas del Cementerio Civil, todavía partían de la Casa del Pueblo algunas Sociedades Obreras de las que habían acudido de toda España para rendirle un último homenaje.