Montseny Mañé, Federica

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Montseny Mañé, Federica

Nacimiento: 12/2/1905, Madrid, provincia de Madrid

Fallecimiento 14/1/1994, Toulouse (Francia)

Biografía:

Dirigente y publicista anarquista. Hija de los conocidos intelectuales y publicistas anarquistas Soledad Gustavo (Teresa Mañé) y Federico Urales (Juan Montseny) que dirigían la popular publicación La Revista Blanca. Federica Montseny tuvo a lo largo de su vida mucha relación con las mujeres que se movían alrededor de su familia (aunque a veces no hubiera relación de parentesco entre ellas) y con las que se crió de niña. Vivió en Madrid la última parte de la etapa de La Revista Blanca y en 1912 se trasladó a Barcelona. Con sus padres vivió en Horta, donde mantenían una granja, después en Cerdanyola del Vallès, y en 1923 se instalaron de nuevo en Barcelona. No fue a la escuela, pero recibió una educación de manos de su madre, maestra racionalista al igual que su padre. Además, desde muy joven se interesó por la lectura y, como muchas mujeres de clase media de su tiempo y algunas obreras, completó su instrucción de forma autodidacta. Aprendió también secretariado e idiomas en una academia.
Como sus padres, se inclina por las ideas libertarias y muy pronto comienza a colaborar en la prensa libertaria. A los dieciocho años colabora por primera vez en Solidaridad Obrera y aprovecha la reaparición en Barcelona del quincenal La Revista Blanca en 1923 para publicar allí numerosos artículos, de temática sobre todo literaria y filosófica. Antes incluso, a los dieciséis años, ya había escrito su primera novela, a la que seguirán otras muchas en la colección que edita su familia, «La Novela Ideal». Trabaja también en la empresa editorial familiar, tanto en La Revista Blanca, como en el semanario El Luchador, «La Novela Ideal» o las otras colecciones: «Voluntad», «La Novela Libre» y «El Mundo al Día». Además de las novelitas cortas que publicó (en «La Novela Ideal», de un total de 521, 42 son suyas), escribió también tres novelas largas que se publicaron en los años de la dictadura de Primo de Rivera: La Victoria, El hijo de Clara (segunda parte de La Victoria) y La Indomable, las tres dedicadas a la cuestión de la emancipación femenina, un tema al que recurre asiduamente en esos años. Pese a esta preocupación, no defenderá a las feministas de su tiempo. No le interesaba el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres en una sociedad capitalista que mantenía las desigualdades sociales. Defendía, sin embargo, la igualdad entre hombres y mujeres y el derecho de éstas a vivir autónomamente sus vidas, al tiempo que hablaba del «Humanismo» o la «Humanización de los sexos» en un régimen anticapitalista y en entera libertad. Por último, prestaba gran atención a la maternidad, que consideraba el momento de plenitud de la vida de cualquier mujer.
Antes de la llegada de la República, se movió más bien en el ambiente familiar y literario, y no es hasta enero de 1931 cuando entra en el sindicalismo cenetista, al ingresar en el Sindicato Único de Profesiones Liberales de Barcelona. Al mismo tiempo, se incorpora a la redacción de Solidaridad Obrera, órgano de la CNT. A partir de entonces dejará de enfocar sus textos sobre la cuestión de las mujeres (a excepción de un par de trabajos recopilatorios, La mujer, problema del hombre, en 1932, y El problema de los sexos, en 1951) para convertirse en un referente del anarquismo radical y de las críticas a los posibilistas. Tanto en sus escritos como en las giras de propaganda que emprendió de 1932 a 1936 reivindicó siempre la táctica insurreccional. Muy solicitada como mitinera, recorrió el País Vasco, Andalucía, Mallorca, Cataluña, Valencia y Galicia. Estuvo en la tribuna con otros reputados anarquistas como García Oliver y defendía un anarquismo espontaneísta e individualista que debía surgir del campo para llegar a las ciudades. Ésta fue también la visión que se impuso en el Congreso de Zaragoza de 1936.
Pese a ser identificada con las posiciones de la FAI, hasta la llegada de la guerra no ocupa cargos de responsabilidad en las organizaciones libertarias. En el verano de 1936 se incorpora al Comité Regional de la CNT catalana y al Comité Peninsular de la FAI. Participa en el Pleno Nacional de Regionales de septiembre de 1936, en el que forma parte de la ponencia que solicita la creación de un Consejo de Defensa. Poco después, el 4 de noviembre, entra con otros tres anarquistas en el Gobierno de la República. Representando a la FAI, obtiene la cartera de Sanidad y Asistencia Social, mientras que García Oliver, también por la FAI, es nombra- do ministro de Justicia, y Juan Peiró y Juan López, por la CNT, se encargan de los Ministerios de Industria y Comercio, respectivamente. Desde un ministerio que se ponía en marcha por primera vez, y en el curso de tan sólo seis meses —el tiempo en el que estuvo al frente—, intentó organizar una política sanitaria y social alejada de la beneficencia y bajo criterios de prevención. Asimismo, quiso organizar el funcionamiento ministerial de forma asamblearia e incluso intentó sacar una ley de interrupción voluntaria del embarazo, a imagen del decreto que había sido aprobado en Cataluña en diciembre de 1936.
Sin embargo, su labor en el Gobierno de Largo Caballero sería recordada también por su posicionamiento junto a las tesis circunstancialistas y su defensa de la disciplina, que tuvo el punto álgido en su participación en las jornadas de mayo de 1937, en las que, desde la radio de la CNT, pidió a los anarquistas moderación y el abandono de las calles. No obstante, salió del Gobierno republicano apenas una semana después, cuan- do el nuevo gabinete de Juan Negrín prescindió de anarquistas y cenetistas. En el verano de 1937 presidía el primer comité de enlace CNT-UGT y por esa época se ocupó también del Solidaridad Internacional Antifascista (SIA), el organismo creado por la CNT-FAI para conseguir ayuda en el extranjero, en competencia con la labor desarrollada por el Socorro Rojo Internacional (S R I). En los últimos momentos de la guerra, era la responsable del Departamento de Sanidad de la Comisión de Batallones de Voluntarios que trataba de organizar la resistencia fren- te al avance de los «nacionales».
Terminada la guerra, parte al exilio francés, con sus hijos y su madre enferma, que murió pocos días después en Perpiñán. Marchó entonces a París, donde estuvo presente en el Consejo General del Movimiento Libertario Español, trabajó en la Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles (JARE) y, a partir de 1940, formó parte del Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE). Allí afrontó también una petición de extradición del Gobierno franquista y, tras la ocupación alemana, pasó 1942 en la prisión de Limoges y después fue confinada en Salón. Finalmente, su marido Germinal Esgleas sería también liberado en 1944 y los dos se establecieron en Toulouse. A partir de 1945, la pareja se muestra partidaria de la opción ortodoxa y purista frente a la colaboracionista, que parte de la resistencia en el interior, favorable a formar un gobierno en el exilio con las demás fuerzas republicanas. Ese mismo año, después del Congreso de Federaciones Locales de París, Federica se integra en el Comité Nacional de la CNT en el exilio. A partir de entonces, al igual que su marido, se convirtió en una de las figuras más importantes del exilio libertario. Ocupó cargos de responsabilidad: fue delegada a diferentes congresos de la AIT, directora del semanario CNT y posteriormente de su sucesor Espoir, el portavoz de la CNT francesa y española. Desde todos estos puestos mantuvo un discurso revisionista de la actuación de las organizaciones libertarias durante la guerra.
Pese a las luchas del exilio, nunca abandonó su faceta publicística y propagandista: continuó con los mítines y las conferencias, y siguió escribiendo artículos, novelas y relatos cortos, además de un libro de memorias que sólo abarcaba los primeros cuarenta años de su vida. Fue uno de los símbolos de la CNT, requerida de nuevo tras la muerte de Franco. En 1977 participó en un mitin en Barcelona, el primero de la CNT tras la Guerra Civil. Cuatro años después, inició una nueva gira de propaganda por toda España y en 1989 ingresó en una residencia de ancianos cerca de Toulouse. Su última visita a España fue para inaugurar en Madrid una residencia con su nombre, acompañada por el entonces ministro socialista de Sanidad.
En España dirigió El Luchador (con Federico Urales, Barcelona, 1931-
1933); y en el exilio, CNT (Toulouse, 1944-1961) y Espoir (Toulouse,
1962 y ss.), y escribió abundantemente en ambos, sobre todo en el segundo. Publicó artículos en incontables periódicos, entre ellos, Nueva Senda (Madrid, 1921-1922), Redención (Alcoy, 1921-1926, varias épocas), La Solidaridad (Madrid, 1923), La Revista Blanca (Barcelona, 1923-1936), Acción (París, 1925-1927), ¡Despertad! (Vigo, 1926), Ética (Barcelona, 1927-1929), Prismas (Béziers, 1927-1928), Floreal (Barcelona, 1928-1930 y 1936), Solidaridad Obrera (Barcelona, redactora a partir de 1931, primera colaboraciones en 1923), Libre-Studio (Valencia, 1936-1938), Mi Revista (Barcelona, 1936-1938), Mujeres Libres (Barcelona, 1936-1938), Catalunya (Barcelona, 1937-1938), Tiempos Nuevos (Barcelona, 1937-1938), Tierra y Libertad (Barcelona, 1937-1938), Mar y Tierra (Alicante, 1937-1838), Timón (Barcelona, 1938), Solidaridad Obrera (París, 1951), Solidaridad Obrera (México), Tierra y Libertad (México), Cenit (Toulouse, secretaria de redacción en 1954), Despertar (Toulouse, 1961, redactora), Fragua Social (Alicante y Valencia, 1976-1980), Ideas (Barcelona, 1980 y ss.), Adarga (Madrid, 1980-1981), Crisol (Barcelona, 1991-1993), etc. Es autora de numerosas novelitas en las colecciones «La Novela Ideal» y «La Novela Libre», y de un sinfín de folletos. También destacan: Horas trágicas (Madrid, 1922), La Victoria (Barcelona, 1925), El hijo de Clara (Barcelona, 1927), La Indomable (Barcelona, 1930), Breve ensayo para una antología de escritores de izquierda (s.l., 1930), La mujer, problema del hombre (Barcelona, 1932), Tres vidas de mujer (Barcelona, 1937), El anarquismo militante y la realidad española (Valencia, 1937), La Commune de París y la revolución española (Valencia, 1937), La Commune, primera revolución consciente (Barcelona, 1937), Mi experiencia en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (Valencia, 1937), Cómo se enfrentó al franquismo en toda España (Buenos Aires, 1938), Anselmo Lorenzo, el hombre y la obra (Barcelona, 1938), Jaque a Franco (Toulouse, 1949), Cent Dies de la Vida d’una Dona (1939-1940) (Barcelona, 1977, y antes en castellano, Toulouse, 1949), Pasión y muerte de los españoles en Francia (Toulouse, 1950, y reeditada en 1969), Figuras de la revolución española. María Silva. La Libertaria (Toulouse, 1951), El problema de los sexos (Toulouse, 1951), Crónicas de CNT (Choisy, 1974), Qué es el anarquismo (Barcelona, 1976), Cuatro mujeres (Barcelona, 1978), El éxodo anarquista (Barcelona, 1979), Éxodo, pasión y muerte de los españoles en el exilio (Barcelona, 1979), Seis años de mi vida (1939-1945), Mis prime- ros cuarenta años (Esplugues de Llobregat, 1987), etc. [RNC]

Fuentes:
Herrerín López, Ángel, La CNT durante el franquismo: clandestinidad y exilio
(1939-1975), Madrid, Siglo XXI, 2004.
Íñiguez, Miguel, Enciclopedia histórica del anarquismo español, Vitoria, Asociación
Isaac Puente, 2008, vols. I y II.
Lozano, Irene, Federica Montseny. Una anarquista en el poder, Pozuelo de Alarcón
(Madrid), Espasa, 2004.
Tavera, Susanna, Solidaridad Obrera. El fer-se i desfer-se d’un diari anarco-sindica- lista (1915-1939), Barcelona, Col·legi de periodistes de Catalunya/Diputació de Barcelona, 1992.
— «Revolucionarios, publicistas y bohemios: los periodistas anarquistas 1918-
1936», en: Bert Hoffmann, Pere Joan i Tous y Manfred Tietz (eds.), El anar- quismo español y sus tradiciones culturales, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/ Vervuert, 1995, pp. 377-392.
— Federica Montseny. La indomable (1905-1994), Madrid, Temas de Hoy, 2005.
— y Ucelay-Da Cal, Enric, «Grupos de afinidad, disciplina bélica y periodismo libertario, 1936-1938», Historia Contemporánea, n.º 9, 1993 pp. 167-190.