Zamacois, Eduardo

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Zamacois , Eduardo

Nacimiento: 1876, Pinar del Río (Cuba)

Fallecimiento 1971, Buenos Aires (Argentina)

Biografía:

Junto a Felipe Trigo, fue uno de los precursores y maestros de la novela erótica española contemporánea. Novelista, ensayista, dramaturgo, cronista, Eduardo Zamacois cultivó todos los géneros literarios, destacando como uno de los mejores articulistas y cronistas de prensa del primer tercio del siglo xx. Nacido en Cuba accidentalmente por causa del trabajo de su padre, pronto inició junto a su familia un periplo por diversas capitales europeas, Londres, Bruselas y París. A los catorce años llega a Sevilla, trasladándose después a Madrid, donde se matricula en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central. No tiene paciencia para el estudio y tras varios años de escarceos académicos, abandona la Universidad Central para dedicarse al periodismo.
En 1897, de la mano de Joaquín Dicenta, su director, comienza a escribir para Germinal, una de las revistas claves de la generación del Noventayocho. Tras esa primera experiencia, Zamacois se decide a fundar dos revistas imprescindibles para el conocimiento de la cultura española contemporánea, El Cuento Semanal, nacida en 1907, y Los Contemporáneos, que vio la luz en 1909. Ambas servirían tanto para dar a conocer a escritores españoles noveles, como para difundir a los clásicos entre las clases que más dificultades tenían para acceder a los libros. Tras un corto retorno a París, donde trabajó para las editoriales Garnier y Bouret, Zamacois regresa a España, pero esta vez a Barcelona, ciudad en la que funda y dirige un nuevo periódico, Vida Galante, colaborando también en El Gato Negro y Ahí va.
Acostumbrado a la vida errante en que se había educado desde niño, Zamacois no parece encontrar su sitio en ningún lugar, de modo que en
1910 decide iniciar un nuevo viaje por diversos países de América para hablar de la literatura y de lo que acontece en España. En 1912 se encuentra de nuevo en Madrid trabajando para la redacción de La Tribuna, cuyo director le ofrece, al estallar la I Guerra Mundial, la posibilidad de llevar la corresponsalía del diario en París para dar cumplida cuenta del desarrollo de la contienda. Zamacois acepta y permanece en la capital francesa hasta 1917, año en el que se decide de nuevo a viajar por Amé- rica, Norte de África y Europa como conferenciante.
De regreso a España, esta vez parece que sí, Eduardo Zamacois se instala en Madrid. Sin que se le conozca ninguna inclinación política significada, reemprende sus colaboraciones periodísticas para La Tribuna, El Tiempo, La Libertad o Diario de Alicante, pero volcándose cada vez más en su producción literaria. Aunque recibió la proclamación de la República con agrado, se mantuvo distante del compromiso político durante todo el periodo. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil, la visión de los efectos devastadores de ésta, y su incomprensión de la misma le hicieron cambiar profundamente y apuntarse de lleno a la defensa de la causa republicana, convirtiéndose en uno de los más notorios cronistas de la Guerra Civil española desde los diversos frentes que visitó.
Zamacois abandonó Madrid al mismo tiempo que el Gobierno republicano. Una vez en Valencia, comprometido hasta la médula con la causa constitucional, trabajaría para Mi Revista, periódico dirigido por Eduardo Rubio, quien sería el editor de su novela El asedio de Madrid, fruto de sus vivencias durante los primeros meses de la guerra y de las crónicas que había escrito sobre los mismos. Al caer Cataluña en manos de los rebeldes, en enero de 1939, Zamacois abandona España para iniciar otro de sus periplos, aunque esta vez obligado, por Francia, México, Estados Unidos y Argentina, estableciendo su residencia definitiva en Buenos Aires. Desde la capital porteña, continuó su labor novelística y periodística, publicando en La Novela Española, revista editada en Toulouse por los exiliados, en España Nueva y en otras revistas y periódicos de habla hispana. Aunque, movido por la nostalgia, hizo un corto viaje a España a mediados de los sesenta para aumentar aún más su desilusión, Zamacois murió en Buenos Aires en 1971, alejado de la fama y el éxito que le acompañaron durante buena parte de su vida.
Obras destacadas: Incesto (Madrid, 1900); Memorias de una cortesana (Madrid, 1904); Dos años en América (Madrid, 1912); Las confesiones de un niño decente (Madrid, 1916); Memorias de un vagón de ferrocarril (Madrid,
1925); Los muertos vivos (Madrid, 1935); El asedio de Madrid (Valencia,
1938); Un hombre que se va (memorias) (Buenos Aires, 1969). [PLAV]

Bibliografía
Cordero Gómez, José Ignacio, La obra literaria de Eduardo Zamacois, Tesis Doctoral, en http://eprints.ucm.es/7895/1/T30240.pdf.
Iwasaky, Fernando, «Eduardo Zamacois, un niño decente en Sevilla», Abc, 29 de marzo de 2008.
Jiménez León, Marcelino, «Eduardo Zamacois, un novelista en el camino», en: Manuel Criado de Val (coord.), Caminería hispánica: actas del IV Congreso Internacional de Caminería Hispánica, celebrado en Guadalajara (España), julio
1998, Madrid, Ministerio de Fomento/Secretaría General Técnica/Centro de
Publicaciones, 2000, vol. 3, pp. 1253-1266.
Martínez Cachero, José María, «Eduardo Zamacois y Edgar Neville, dos modelos narrativos sobre el Madrid de la guerra civil», en: Homenaje a José María Martínez Cachero: investigación y crítica, Oviedo, Universidad de Oviedo,
2000, vol. 1, pp. 337-356.
Sang Joo, Hwang, Vida y obra de Eduardo Zamacois, Tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1995.