Caída de la Primera Comisión Ejecutiva del PSOE en el interior
Caída de la Primera Comisión Ejecutiva del PSOE en el interior. Detención de su presidente, Juan Gómez Egido.
Entre los meses de febrero y marzo de 1945 fue detenida la Primera Comisión Ejecutiva del PSOE en el interior compuesta por Vicente Valls Anglés, Antonio San Miguel Tarazona, Antonio Pérez García y Francisco de Toro Cuevas. Su presidente, Juan Gómez Egido, fue detenido el 13 de marzo de 1945. Seis ejecutivas más serían desarticuladas durante los años cuarenta y cincuenta (una octava ejecutiva, desmantelada en 1953, no llega a funcionar, con Juan Manuel Ferraz Castán al frente).
La reorganización del partido en el interior comenzó desde la salida de la cárcel de sus principales organizadores, todos ellos con responsabilidades políticas ya en la década de 1930. Todos eran conocidos por las autoridades franquistas aunque el uso de seudónimos así como la incapacidad para saber qué papel exactamente jugaba cada uno en la organización, hicieron posible la formación de estas células. Pero en cambio, ese conocimiento previo conllevó que estuvieran bajo vigilancia periódica. El PSOE no tenía otra opción viable en esos momentos que confiar a estas figuras el papel tan importante que iban a desempeñar. Era muy difícil captar nuevos militantes que integraran las filas de la organización clandestina. El miedo de la población a las consecuencias de participar en organizaciones políticas. De hecho, en esta primera caída, sería asesinado por la policía Antonio Donoso Recio, miembro del aparato de propaganda, en cuya casa se instaló, en un sótano al que se accedía por una trampilla oculta bajo la mesa del comedor, la máquina multicopista con la que se imprimieron los primeros números de El Socialista en la clandestinidad.
La reconstrucción de partido se fundamentó en la experiencia y madurez de estos líderes, muchos de ellos recién salidos de la cárcel tras la guerra civil, y cuyo sentido del deber se encontraba fuera de toda duda.
En este caso de 1945, la caída no vino por falta de cuidado sino por información conseguida por la policía al registrar la casa del dirigente republicano Régulo Martínez, donde hallaron el documento fundacional de la ANFD (Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas) con las firmas de los integrantes. De todas maneras, en siguientes caídas de las ejecutivas, las palizas y torturas a las que se vieron sometidos los integrantes, así como las amenazas a las familias, hicieron mella en la fortaleza de todos ellos. Además, y debido a estos interrogatorios, la caída de una ejecutiva podía fácilmente conllevar la detención de otras ejecutivas provinciales, creando así una desconfianza que se iría asentando sobre aquellos que había sido detenidos y pasados por las manos de los interrogadores.