En homenaje al patrono de la Fundación Pablo Iglesias, “Goizalde”, Enrique Múgica Herzog

El viernes 10 de abril del año 2020, por la mañana, finalizaba la reseña biográfica sobre Enrique Múgica Herzog para el Diccionario Biográfico del Socialismo Español 1879-1975, en la que llevaba trabajando toda la semana junto a otras muchas.

Al concluirla mis pensamientos fueron hacia él. ¿Cómo estaría? ¿Qué sería de él en esos momentos? Por mi mente pasaron anécdotas y momentos vividos con él que, por supuesto, no podían figurar en su biografía. No pude dejar de recordar su traspiés y caída, con esguince de tobillo incluida, en la escalinata de la entrada al Palacio Municipal de Suresnes-París, donde se celebraba el XIII Congreso del PSOE en el exilio en octubre de 1974, percance al parecer ocasionado por la pintada que en dichas escaleras habíamos realizado la noche anterior varios jóvenes socialistas contra el reconocimiento del Estado de Israel, que tenía pendiente de aprobar el Congreso. Igualmente recordé su visita hace años al archivo de la Fundación Pablo Iglesias en Alcalá de Henares aprovechando su desplazamiento a dicha localidad para desayunar con su hija Débora, que en ese tiempo trabajaba en la Fundación de la Universidad de Alcalá.

Casualidades de la vida. Esa noche, ya madrugada del sábado 11, a las 0:21 h. recibo un WhatsApp de Enrique Moral diciendo: “Ha muerto Enrique Múgica de coronavirus”. Le contesté: “¡Acabo de finalizar su biografía!”. Respuesta lacónica: “Pues ya la puedes concluir” …, y así lo hice.

Enrique Múgica nació en San Sebastián en 1932. Su padre era violinista, afiliado a Izquierda Republicana y a la UGT y su madre hija de un polaco-judío afincado en dicha ciudad en 1914, donde llegó huyendo del conflicto bélico. Estudió en el colegio Santa María de los Marianistas de San Sebastián y derecho por libre, examinándose en la Universidad de Valladolid los tres primeros cursos, marchando a Madrid para concluir la carrera en la Universidad Central.

En la capital de España ingresó en el Partido Comunista a finales de 1953 formando parte de su Secretariado Nacional de Intelectuales. Fue detenido en 1956 como organizador del “Congreso Universitario de Escritores Jóvenes”, pasando tres meses en la cárcel de Carabanchel en Madrid y en 1959 en el curso de las movilizaciones de la “Huelga General Pacífica” impulsada por el PCE. En esta ocasión estuvo cuatro meses y medio en la misma prisión, donde coincidió con una persona que resultaría clave en su evolución ideológica y su paso del comunismo al socialismo; nos referimos a Antonio Amat Maíz “Guridi”, quien fuera el responsable del PSOE en el interior desde 1953 hasta noviembre de 1958, cuando fue detenido en el curso de una redada policial que desarticuló la organización clandestina socialista en varias provincias de España. Amat estuvo preso en Carabanchel desde esa fecha hasta mayo de 1961. Al salir en libertad siguió militando en el PCE, pero ya con dudas que se fueron acrecentando con el paso del tiempo. Una nueva detención en junio de 1962 lo llevó a las prisiones de Larrinaga, Carabanchel y finalmente Burgos, donde permaneció hasta abril de 1964. En esta última cárcel se produjo su paso al PSOE en 1963, incorporándose a la “comuna” socialista en dicha prisión.

Al recuperar la libertad trabajó codo con codo junto a Ramón Rubial, quien lo incorporó a la Comisión Permanente del Interior. Con el nombre de “Goizalde” realizo una actividad “frenética” de extensión de la organización socialista por toda la geografía española, contactando con los núcleos socialistas en Asturias, Santander, Madrid, Sevilla, etc. Desde 1967 formó parte de la Comisión Ejecutiva del PSOE en el interior, “desbancando” a Rodolfo Llopis en agosto de 1972, cuando este se opuso a la convocatoria del XII Congreso del PSOE en el exilio, y llegando al XIII Congreso en Suresnes como uno de los posibles candidatos para desempeñar la responsabilidad máxima del Partido. El primero era Nicolás Redondo, que renunció al cargo para dedicarse a la UGT y, retirado este, los posibles candidatos eran Pablo Castellano, Felipe González y él. Enrique tuvo en su contra su pasado comunista, y de no ser él, se decidió por apoyar a Felipe González. Fue el conocido como el “Pacto del Betis” entre vascos y sevillanos. En realidad, no hubo tal pacto…, pero como si lo hubiera habido.

Restablecida la democracia continuó formando parte de la Comisión Ejecutiva del PSOE hasta 1994. Fue diputado por Guipúzcoa desde 1977 a 2000 y ministro de Justicia en el cuarto gobierno de Felipe González desde julio de 1988 a marzo de 1991. En febrero de 1996 le tocó vivir uno de los momentos más amargos de su vida cuando ETA asesinó a su hermano Fernando en las calles de San Sebastián. Nuevo aparte personal. Con Fernando compartí tribuna en el Congreso de Suresnes. Él, para defender la propuesta de reconocimiento del Estado de Israel, yo (que era, con 19 años, el delegado más joven del cónclave socialista) en contra…, por supuesto, perdí la votación en el pleno.

Después de unos años dedicado a participar en grupos de trabajo y Conferencias Internacionales sobre la recuperación de las obras de arte y el oro expoliado por los nazis, en el año 2000 recibió la oferta del presidente del gobierno del Partido Popular, José María Aznar, para ser Defensor del Pueblo, cargo para el que fue elegido por mayoría en el Congreso por 306 votos a favor, 11 en contra, 8 en blanco y 1 nulo, permaneciendo en el cargo durante dos mandatos hasta 2010.

Posteriormente coincidí con él, como ponente, en cursos de historia del PSOE organizados por la Escuela Julián Besteiro en Galapagar. Siempre optimista, crítico si tenía que serlo, pero leal a su Partido, mejor dicho, leal a las ideas que siempre defendió durante toda su vida dentro de su Partido.

Un abrazo fuerte, Enrique

Aurelio Martín Nájera
Director emérito del archivo y la biblioteca de la Fundación Pablo Iglesias

Abril de 2020

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