Constitución de la Nueva Federación Madrileña

A lo largo de 1871 se fue planteando abiertamente la polémica entre los minoritarios marxistas, o “autoritarios” –partidarios de la lucha política del proletariado organizado como clase independiente con partido propio– y los más numerosos bakuninistas, o “anarquistas” –contrarios a toda acción política– en el seno de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). La ruptura formal concluyó poco después cuando, en septiembre de 1872, se celebraron dos Congresos con una semana de diferencia: el de La Haya (Holanda), que acapararon los marxistas y en el que decidieron el traslado del Consejo General de Londres a Nueva York y el de Saint Imier (Suiza), que organizaron los bakuninistas.

La Sección Española sufrió un proceso semejante. En junio de 1871 y, bajo la dirección del periodista y tipógrafo José Mesa, comenzó a publicarse en Madrid “La Emancipación”, periódico defensor de ideales marxistas que sustituyó a “La Solidaridad”, órgano bakuninista suspendido unos meses antes. En noviembre fue fundada la Asociación General del Arte de Imprimir, de la que surgiría el núcleo originario de las dos organizaciones socialistas españolas, partido y sindicato. También, a finales de 1871, llegaron a Madrid Paul Lafargue y su compañera Laura Marx huyendo de la represión francesa contra los participantes en la Comuna parisina. La rivalidad entre los sectores marxista y bakuninista fue en aumento hasta que, en junio de 1872, fueron expulsados por segunda vez de la Federación Local de Madrid de la Sección Española de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) los nueve responsables de periódico y entidad: José Mesa, Francisco y Ángel Mora, Pablo Iglesias, Hipólito Pauly, Víctor Pagés, Inocente Calleja, Valentín Sáenz y Luis Castillón.

El 8 de julio de 1872, los nueve expulsados constituyeron la Nueva Federación Madrileña (“La Federación de los Nueve”, primer grupo exclusivamente marxista español) que fue reconocida por el Consejo General de la AIT de Londres el 16 de agosto, y representada en el Congreso de La Haya por Paul Lafargue. Todos los medios de la Federación Regional quedaron en manos de los bakuninistas, quienes lanzaron contra “los nueve” todo tipo de injurias desde sus numerosos periódicos, que aquellos solo podían rechazar desde ”La Emancipación”.

La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) quedaba escindida en marxistas y bakuninistas también en España. El meollo de la cuestión radicaba en la diametral postura estratégica entre ambas ramas, autoritaria y aliancista, en la que los primeros optaban por la participación en la lucha electoral, mientras que los segundos –mayoritarios en número y medios materiales– aconsejaban ignorarla. En enero de 1874, el general Serrano decretó la disolución de la Internacional, pasando anarquistas y marxistas a la clandestinidad.

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